Los
partidos políticos son empresas, que tienen el objetivo de aportar ideas para solucionar problemas, y aportar personas para los puestos de decisión y gestión administrativos del Estado, compitiendo entre unos y otros candidatos para su
elección.
Como
empresas que son tienen otro objetivo ineludible, que es
sobrevivir, y para ello es necesario, como en toda empresa y
organismo, que los ingresos sean iguales o superiores a los gastos.
Tienen
por tanto dos objetivos: sobrevivir, y alcanzar los puestos de
decisión económica y gestora en las instituciones.
La
competencia entre los candidatos la resuelven los ciudadanos eligiendo
a los partidos que desean que gobiernen. Los partidos hacen
propuestas y promesas, que son campañas de marketing para convencer, y atraer los votos de los ciudadanos.
Los votos obtenidos tienen mucha
relación con el trabajo de marketing que realizan los partidos. Este trabajo requiere una gran inversión de esfuerzo y dinero.
Los
ingresos de los partidos están muy regulados, de tal manera que para
conseguir más recursos humanos y financieros tienen que usar diversos tipos de retribuciones o pagos a las personas que trabajan para
ellos.
Una
forma de retribuir a las personas que les apoyan es mediante la
promesa de un puesto dentro del gobierno o como asesores, o mediante
la promesa de contratos futuros, aplicable a empresas o personas
colaboradoras. Eso crea una red clientelar, mediante la cual los
partidos obtienen las ayudas y trabajos necesarios para sus campañas y
difusión, y las personas obtienen pago por los servicios prestados al partido.
A
esta forma de contraprestación se la considera una “corrupción
del sistema”. Pero es difícilmente evitable si no se producen
cambios profundos en el funcionamiento y financiación de los
partidos.
La
sanción moral no es suficiente
para abordar el problema, ni dejar en sus manos los cambios que afecten a su propio funcionamiento. Ellos mismos no se van a cambiar sustancialmente.
Son necesarios cambios profundos en la estructura de los partidos, en cómo se financian, cómo se eligen sus candidatos, cuál es su funcionamiento interno.
Son necesarios cambios en la responsabilidad personal de las acciones que llevan a cabo en el desempeño de sus funciones públicas, y es muy necesario rediseñar el inmenso poder de asignación de recursos que tienen en sus manos.