domingo, 16 de septiembre de 2018

ESPAÑA: UN ESTADO. MUCHAS NACIONES.







España es un Estado, reconocido por otros estados.

Un estado es un grupo de personas que se apropian históricamente de un territorio y que toman decisiones que afectan al grupo (y a todos los demás habitantes del planeta, a unos más y otros menos) mediante leyes e instituciones que le son propias.

Un estado no es soberano ni independiente, ni puede serlo.

Para su existencia depende del reconocimiento de otros estados y sus decisiones estarán condicionadas por las opiniones y deseos de los demás estados.

Toda decisión propia tendrá más o menos influencia en los demás estados por lo que estos reaccionarán. De las decisiones tomadas se tendrá que responder ante los demás. Nadie, ni individuo ni grupo es o puede ser libre o autónomo o independiente.

El estado es el producto de un proceso histórico, y cambia tanto por impulso propio como (rendición quizá), por el (impulso) de los demás estados. Cualquier cambio implica aceptación, de cualquier manera, de los individuos del grupo, pero también de los de los demás grupos.






NACIÓN

Una nación es un lugar donde se nace. Uno puede nacer en un lugar, pero también en una “cultura”.

El ámbito o amplitud de lo que uno considera su hogar, su nación, es una cuestión sentimental.

Uno pude considerar que su nación es su casa, o incluso su habitación (Ikea: la república de mi casa, que no de mi habitación). O su calle o barrio, o pueblo, o ciudad, o región, o país o zonas con un ámbito diferente a los estados reconocidos. Uno es de La Mancha, o Cantábrico, o oriental, siberiano, de la Padania, y así podemos establecer regiones hasta el infinito, y sentirnos de allí: nuestra nación.

También uno puede sentir que su nación es una cultura determinada: punkie, judio, hispano, germano, eslavo.



Una cultura no es más que una serie de saberes, costumbres y herramientas que sirven o sirvieron a la supervivencia (las culturas suicidas duran muy poco).

Muchas veces, no siempre, dispone de un idioma o forma de hablar propia, y unas celebraciones así como logros: formas de arquitectura, industria, alimentación, religión, creencias.

Una cultura no necesita apropiarse de un territorio para sobrevivir. La cultura está históricamente influenciada por el terreno que ha habitado: en una zona de ríos y mar es fácil que se desarrolle una cultura de la pesca y la navegación, pero el territorio no está ligado a la cultura. Otras culturas pueden habitarlo sobreviviendo de manera diferente y de manera igualmente eficiente. Una cultura no es propia de un territorio, no se puede apropiar de un territorio. Los territorios solo pertenecen a personas después de procesos históricos, una cultura no puedes ser asociada de manera única a el terreno ni apropiarse de él.

Dicho lo cual podemos concluir lo del título.


España es un estado, entre otros estados.


Y puede ser una nación dentro de las miles de naciones que pueden ser consideradas (sentidas) como tal en el territorio que ocupa. La nación es un simple sentimiento. Pero los sentimientos no dan lugar a realidades políticas ni justifican, es decir, pueden ser invocadas desde una supuesta “justicia”, nada.

La justicia universal no existe, la justicia “natural” no existe. Solo existen estados que crean justicias propias. Si pueden.


Posdata: todo grupo (también los sentimentales) pueden asociarse y "defender" sus gustos. España lo permite. Existe una magnífica ley de asociaciones. Los que se sientan "nación" pueden asociarse, de igual manera que los que les gusta Camilo Sesto, o los patines eléctricos, o la pesca. Allí pueden establecer sus normas de funcionamiento, sus cuotas de socio, sus celebraciones. La única condición es respetar las leyes del Estado, y a nadie se le ocurre apropiarse de un territorio para ellos solos.

Son ellos los que tienen que "adaptarse" al Estado. No el Estado a ellos. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario