España
es un Estado, reconocido por otros estados.
Un
estado es un grupo de personas que se apropian históricamente de un
territorio y que toman decisiones que afectan al grupo (y a todos los
demás habitantes del planeta, a unos más y otros menos) mediante
leyes e instituciones que le son propias.
Un
estado no es soberano ni independiente, ni puede serlo.
Para su existencia depende del reconocimiento de otros estados y sus decisiones estarán condicionadas por las opiniones y deseos de los demás estados.
Toda decisión propia tendrá más o menos influencia en los demás estados por lo que estos reaccionarán. De las decisiones tomadas se tendrá que responder ante los demás. Nadie, ni individuo ni grupo es o puede ser libre o autónomo o independiente.
Para su existencia depende del reconocimiento de otros estados y sus decisiones estarán condicionadas por las opiniones y deseos de los demás estados.
Toda decisión propia tendrá más o menos influencia en los demás estados por lo que estos reaccionarán. De las decisiones tomadas se tendrá que responder ante los demás. Nadie, ni individuo ni grupo es o puede ser libre o autónomo o independiente.
El
estado es el producto de un proceso histórico, y cambia tanto por
impulso propio como (rendición quizá), por el (impulso) de los
demás estados. Cualquier cambio implica aceptación, de cualquier
manera, de los individuos del grupo, pero también de los de los
demás grupos.
NACIÓN
Una
nación es un lugar donde se nace. Uno puede nacer en un lugar, pero
también en una “cultura”.
El
ámbito o amplitud de lo que uno considera su hogar, su nación, es
una cuestión sentimental.
Uno
pude considerar que su nación es su casa, o incluso su habitación
(Ikea: la república de mi casa, que no de mi habitación). O su
calle o barrio, o pueblo, o ciudad, o región, o país o zonas con un
ámbito diferente a los estados reconocidos. Uno es de La Mancha, o
Cantábrico, o oriental, siberiano, de la Padania, y así podemos
establecer regiones hasta el infinito, y sentirnos de allí: nuestra
nación.
También
uno puede sentir que su nación es una cultura determinada: punkie,
judio, hispano, germano, eslavo.
Una
cultura no es más que una serie de saberes, costumbres y
herramientas que sirven o sirvieron a la supervivencia (las culturas
suicidas duran muy poco).
Muchas
veces, no siempre, dispone de un idioma o forma de hablar propia, y
unas celebraciones así como logros: formas de arquitectura,
industria, alimentación, religión, creencias.
Una
cultura no necesita apropiarse de un territorio para sobrevivir. La
cultura está históricamente influenciada por el terreno que ha
habitado: en una zona de ríos y mar es fácil que se desarrolle una
cultura de la pesca y la navegación, pero el territorio no está
ligado a la cultura. Otras culturas pueden habitarlo sobreviviendo de
manera diferente y de manera igualmente eficiente. Una cultura no es
propia de un territorio, no se puede apropiar de un territorio. Los
territorios solo pertenecen a personas después de procesos
históricos, una cultura no puedes ser asociada de manera única a el
terreno ni apropiarse de él.
Dicho
lo cual podemos concluir lo del título.
España
es un estado, entre otros estados.
Y
puede ser una nación dentro de las miles de naciones que pueden ser
consideradas (sentidas) como tal en el territorio que ocupa. La
nación es un simple sentimiento. Pero los sentimientos no dan lugar
a realidades políticas ni justifican, es decir, pueden ser invocadas
desde una supuesta “justicia”, nada.
La
justicia universal no existe, la justicia “natural” no existe.
Solo existen estados que crean justicias propias. Si pueden.
Posdata: todo grupo (también los sentimentales) pueden asociarse y "defender" sus gustos. España lo permite. Existe una magnífica ley de asociaciones. Los que se sientan "nación" pueden asociarse, de igual manera que los que les gusta Camilo Sesto, o los patines eléctricos, o la pesca. Allí pueden establecer sus normas de funcionamiento, sus cuotas de socio, sus celebraciones. La única condición es respetar las leyes del Estado, y a nadie se le ocurre apropiarse de un territorio para ellos solos.
Son ellos los que tienen que "adaptarse" al Estado. No el Estado a ellos.
Posdata: todo grupo (también los sentimentales) pueden asociarse y "defender" sus gustos. España lo permite. Existe una magnífica ley de asociaciones. Los que se sientan "nación" pueden asociarse, de igual manera que los que les gusta Camilo Sesto, o los patines eléctricos, o la pesca. Allí pueden establecer sus normas de funcionamiento, sus cuotas de socio, sus celebraciones. La única condición es respetar las leyes del Estado, y a nadie se le ocurre apropiarse de un territorio para ellos solos.
Son ellos los que tienen que "adaptarse" al Estado. No el Estado a ellos.
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