viernes, 24 de abril de 2020

SOCIEDAD, FELICIDAD Y DIGNIDAD

La "sociedad", el gobierno, el estado no está para solucionar los problemas de la gente. Eso sería quitarle la dignidad a las personas.
Solo se "debe" ayudar a aquellos que lo han intentado y, después y solo después, de haberlo pasado mal, no lo hayan conseguido.
Eso es respetar la dignidad de las personas.
Dar a aquellos que intentaron hacer y fracasaron y no antes de que pasaran un mal trago.
Si intentamos ayudar antes a las personas les quitamos la dignidad y destrozamos la sociedad. La sociedad no sé está para hacer felices a los individuos.

¿QUIEREN AYUDAR A CREAR RIQUEZA EN ESPAÑA?


Hagan que sea fácil que una empresa pueda cerrar. Que sea duro el fracaso pero que no hunda definitivamente a las personas que quieran hacer cosas, emprender, crear empresas.
Si poner una empresa puede suponer hundirse para siempre entonces cualquiera se lo pensará mucho antes de hacerlo. Quizá demasiado. Quizá nunca lo haga. Y la sociedad necesita personas que ayuden, que hagan, que den servicios.
¿Quieren facilitar que seamos más ricos? Hagan más fácil el fracaso, ya es duro de por sí, pero no hundan a los que fracasan innecesariamente. Son muy necesarios. Somos muy necesarios todos.

lunes, 13 de abril de 2020

PUESTOS A REFORMAR



Nos hemos dado cuenta que la organización de toma de decisiones de nuestras estructuras políticas ha fallado, y eso parece invitarnos a afrontar cambios estructurales en los sistemas políticos.

Puestos a reformar hagamos cambios sustanciosos que afecten a materias que de verdad influyan en la vida de los ciudadanos. A mí se me ocurren dos parcelas principales que necesitan ser revisadas: la estructura de poder de decisión y la estructura económica.

El poder de decisión reside actualmente en los partidos políticos, que son los que aportan las personas que formarán los gobiernos y manejan ingentes cantidades de dinero, poder de decisión, poder normativo e información.

La estructura económica tiene que ver con la ciencia básica de la economía, el equilibrio regulatorio, que enlaza directamente con el punto anterior de quién tiene el poder de decisión, y el poder del trabajo, dependiente en igual importancia de la acción empresarial y el trabajo individual. Es un tema complejo que no voy a poder abordar en profundidad en esta simple entrada. 

Puestos a reformar, creo que sería una pérdida de tiempo perderse en discusiones que aportan poco a estos problemas. Un ejemplo puede ser entrar ahora en España a debatir si la forma del estado debe ser una República o una Monarquía Parlamentaria. El poder real de un presidente de República o de un monarca es muy pequeño, insignificante. Se limita a ciertas influencias personales que pueda ejercer, siempre limitadas. La figura de un presidente o un rey es preferentemente de representación, sin gran influencia en la vida de la toma de decisiones del país. El coste de mantenimiento de ambas figuras también es poco relevante: elegir y mantener a un presidente cuesta dinero, y mantener un rey cuesta dinero. Es un debate más o menos florido pero insustancial para la calidad de vida del ciudadano. Hay estupendas repúblicas en el mundo, y hay igualmente estupendas monarquías parlamentarias. Y se pueden citar abundantes países muy mal organizados con ambas formas de estructuras políticas. 

El poder real actualmente reside en los partidos políticos. Ellos son las estructuras que eligen a las personas que toman decisiones relevantes, que afectan a todos los ciudadanos en todos los ámbitos de su vida.

Si hemos de afrontar reformas deben estar enfocadas sobre los partidos políticos: cómo funcionan, cuál es su papel, cuáles son sus normas de funcionamiento, cómo se financian.

Es ahí dónde está el poder y donde debemos buscar las reformas necesarias para mejor el funcionamiento general de la sociedad.

Otro cambio que parece nimio pero que se me antoja relevante es el poder elegir más de una opción. En el mundo de las elecciones muy pocas veces se trata de seleccionar entre A o B, y existen muchas más alternativas interesantes. La posibilidad de elección múltiple permite de una manera sencilla elegir no tanto lo mejor sino lo más óptimo para una mayor cantidad de ciudadanos, lo que mejora la calidad democrática del sistema político. Y de paso, como efecto colateral, rebaja la tensión entre grupos e individuos, que se me antoja no nos vendría nada mal. 

Mención aparte merece otro cambio que se me antoja necesario: acabar con la visión marxista de las relaciones de grupo. El considerar que la sociedad se estructura en clases sociales y que siempre son enemigas, que para que exista una hay que acabar con otra, lleva inexorablemente al enfrentamiento y a la destrucción del sistema completo.

La dialéctica marxista es directamente destructiva para la sociedad. Tal visión y análisis no puede llevar más que al enfrentamiento y a la división y exclusión de unas personas por otras.

Es necesario un análisis social que prime lo complementario y la cooperación de individuos y grupos, y buscar el mejor acomodo y gestión de los recursos. No la eliminación del contrario para expropiar sus recursos y vivir de ello, sino la gestión de deberes y concesiones que nos otorgamos con ellos, que llamamos derechos.

El sistema económico necesita tanto de la acción empresarial como del trabajo de todos y cada uno de los individuos que forman la sociedad, y tan importante es la producción como el reparto, de derechos y de deberes. Y más allá. Establecer un buen sistema de ayuda a aquellos que no puedan aportar tanto como los que más, sin por ello desincentivar el esfuerzo.

Puestos a reformar, y antes de empezar, hagamos esa pregunta:
¿Qué queremos reformar? ¿Por dónde vamos a empezar?

domingo, 5 de abril de 2020

UNA TEORÍA DEL ESTADO

Un Estado es un grupo de individuos, ligado a un territorio, con una serie de normas y costumbres que regulan ciertas parcelas de su comportamiento y relaciones entre ellos, y unas instituciones que cuidan la estructura del sistema mediante la atribución de cierto poder de decisión.

Componen el Estado los ciudadanos, el territorio que ocupan, las normas y costumbres recogidas en las leyes y las instituciones que ejercen tareas de administración de recursos y necesidades.   

viernes, 3 de abril de 2020

ESPAÑA, PUENTE DE PLATA

Desde hace 300 años España ha estado fracasando en resolver el problema de cómo administrar un imperio. 

Algunos imperios lo han intentado, no muchos pues no han sido tantos en la historia, y ninguno lo ha conseguido. España no es diferente, ha fracasado como todos los demás. 

Construir un imperio que resuelva todos los quebraderos de cabeza que surgen dentro de él es un imposible; en cambio nadie se rinde, -ni podría hacerlo- de intentarlo. 



Los países se agrupan en imperios y todos intentan administrar sus territorios, a salvo de los vaivenes de las necesidades, acontecimientos y de las decisiones de las otras naciones que en el mundo son.

En los momentos de gran inestabilidad es cuando se producen los cambios más significativos en la geoestrategia de poderes en el mundo. Hace falta liderazgo, eso sí. 

O a lo mejor ni eso. 

Igual es suficiente con un poco de habilidad, no demasiada, la suficiente, para aprovechar las posiciones propias y hacerlas valer, en propio beneficio y en el de todos: ya no se puede esperar que a uno le vaya bien mientras a los demás le va mal, ya no es posible. Si a los vecinos le va mal, a uno le acabará afectando. No hay salida: es significa un mundo globalizado, un lugar donde no hay posibilidad de escaparse, solo es posible encontrar un hueco cómodo, acomodado. 

No es liderazgo lo que se pide, es simplemente un poco de inteligencia para aprovechar las oportunidades. 

De la descomposición de aquella España poco va quedando ya, quizá que se rompa en regioncitas, o en trozos todavía más pequeños, pues si se separara en regiones, esos mismos pedazos no iban a sobrevivir por mucho tiempo sin romperse, a su vez, en otros cuantos. 

Si la descomposición se para, si nos paramos, igual vemos la oportunidad que se presenta, que está ahí. 

Considerando los bloques actuales, Estados Unidos, China, Rusia, África, y Sudamérica, España tiene una posición de privilegio. 




Por simple proximidad China y Rusia están condenados a entenderse y a encontrarse y no creo que los intereses de Rusia en Sudamérica puedan alargarse más de lo razonable. Los años 60 ya pasaron, y la crisis de los misiles ya no tiene influencia en la estrategia mundial. Las distancias ya no son lo que eran, ya ahora hay nuevos incentivos hacia los acuerdos de proximidad. Y Rusia y China están demasiado próximos para ignorarse.

Uno de los territorios más ricos en todos los sentidos del planeta, Sudamérica, va a necesitar una reorganización rápida de recursos tanto humanos como materiales. Sudamérica tiene que encontrar su lugar en el mundo. Y en ese entramado es donde la vieja España puede encontrar su oportunidad.

No es tan difícil, lo difícil está hecho. La cultura y el idioma ya están allí. Nos es fácil entendernos. Colombianos, venezolanos, todo centroamérica, Méjico, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay. Solo con eso ya tenemos algo que los demás les costaría siglos conseguir: congruencia cultural, lo que da lugar a facilidades para el comercio, para el intercambio de ideas, de personas, de oportunidades. 


Solo Colombia y Venezuela juntas representan casi la superficie de Europa entera, y seguramente en recursos naturales la cifra sería todavía más escandalosa comparándola. Pero los recursos necesitan ser explotados, sabiamente. Y para eso hace falta la demanda de los demás territorios, y también su dirección. 

España puede ser el puente entre Europa, de la que forma parte por proximidad, con Sudamérica, de la que forma parte por proximidad... cultural y emocional. También podría ser un puente perfecto para dar salida a todos los productos de esa América hacia Europa. 



Y si nos falta ocupación podemos mirar al norte de África, parte integrante de nuestra cultura desde hace milenios, y parte de nuestra cercanía. Y no hace falta comerse todo el pastel, -en todo caso ayudar a prepararlo, eso de comerse el pastel ya queda muy anticuado, ya nadie se puede creer que un pastel se coma sin ayudar en la cocina a prepararlo-.

Seamos sinceros: ellos nos necesitan. Pero nosotros los necesitamos más a ellos. A todos ellos. Todos salimos beneficiados y se trata de eso. 


Y con eso casi sería suficiente, sin complicarse mucho más la vida, para ocupar un lugar en el mundo. Modesto pero importante. Beneficioso para todos. Como no puede ser de otra manera. Otrora quedaron aquellos países que pretendían sobrevivir defendiéndose de todos los demás, a pesar de, a su contra. Ahora, el futuro, o eres útil para todos, o desaparecerás. Y España puede ser útil, por simple herencia cultural. Solo hay que sacar fruto de lo que nuestros antepasados hicieron, mejor o peor, pero está hecho. Seria una torpeza no aprovecharlo.