jueves, 15 de octubre de 2020

QUÉ ES LA ECONOMÍA COMUNISTA Y LA LUCHA DE CLASES SOCIALES. Parte 2ª. QUIÉN TOMA LAS DECISIONES DE PRODUCCIÓN.

  

En una sociedad es necesario que alguien tome las decisiones de qué se produce y cómo. 

La figura del que emprende y decide es imprescindible. Sin emprendedor no hay producción ni riqueza nueva.

¿Quién puede emprender en una sociedad?

Hay 3 posibilidades:

1-    Que un gobierno central que diga todo lo que hay que producir y cómo.

2-    Que cualquier individuo o grupo pueda crear empresas y use los medios de producción existentes para crear un bien a su manera y dirección.

3-    Que un grupo de trabajadores forme una empresa y se dote de un mecanismo de decisión conjunta sobre qué se hace y cómo.

Las tres posibilidades no tienen que ser excluyentes: se puede pensar en un sistema económico donde desde un gobierno central se produzcan ciertas cosas y se decida cómo hacerlo, al mismo tiempo que se da posibilidad a emprendedores para crear empresas bajo su dirección, y también compatible con la existencia de empresas cooperativas.

En realidad estamos describiendo el modelo económico mixto actual. La diferencia es si se quiere empujar ese equilibrio para dar preferencia a alguna de las 3: que la producción quede en manos de un gobierno central, o lo contrario, desaparezca todo tipo de gobierno central, que se prohíba todo tipo de empresa diferente a las cooperativas, o se prohíba la iniciativa empresarial individual.

Las tres formas de administrar la producción tienen ventajas e inconvenientes.

Si la producción entera está ordenada desde un gobierno centralizado que decide sobre todo lo que se fabrica y cómo se fabrica, surge el problema de cómo sabe ese gobierno todo lo que los individuos necesitan o desean. El segundo problema es cómo incentiva la mejora de los procesos productivos.

Un tercer problema es que es más fácil de corromper pues un fallo en alguna de sus partes, rompe la estructura entera y afecta a todos, un caso de corrupción afecta al conjunto.

La ventaja es que tiene un gran control sobre la planificación del sistema.

Si la producción está en manos de la iniciativa privada empresarial significa que la inventiva y sabiduría de muchas personas está al servicio de mejorar los procesos productivos.

Una segunda ventaja es que se produce aquello que demandan los individuos mediante sus compras. La elección de lo que se produce queda en manos de los consumidores según sus necesidades, preferencias y deseos.

Una tercera ventaja es que si hay un caso de corrupción afecta solo a una parte del sistema: si algo no funciona bien no contamina a todos. Si una empresa no está siendo eficaz en su sistema de producción posiblemente sea sustituida por otra sin que afecte a la sociedad al completo.

Una desventaja es que la competencia entre empresas implica que algunos productores fracasarán y pueden quedar desprotegidos y muy afectados en sus posibilidades de supervivencia personal. Muchos empresarios se pueden arruinar y muchos trabajadores no encontrar a quién vender su fuerza de trabajo. Muchos individuos pueden quedar fuera del sistema productivo y poner en riesgo su vida.

Las fórmula de producción mediante cooperativas de trabajadores recoge las ventajas de las empresas de iniciativa privada empresarial y también sus inconvenientes pero añade uno más: se necesita un mecanismo de toma de decisiones, normalmente mediante votación mayoritaria, que implica que casi siempre se decida de tal modo que suponga un beneficio para muchos pero también un perjuicio para una minoría más o menos numerosa. Además como otra desventaja añadida es el gasto organizativo y energético que supone poner en funcionamiento un sistema de decisión que implique a muchos individuos, con la imposibilidad de tomar decisiones por falta de acuerdo o la afectación a las buenas relaciones o la paz social de la empresa cooperativa.

¿Desaparecería la lucha de clases marxista si se optara por otras fórmulas de emprendimiento que no fuera a través de la iniciativa de empresarios privados?

No.

Simplemente cambiarían los agentes.

En el caso de una producción controlada por un gobierno centralizado la lucha se establecería entre el estado, que impone sus condiciones de trabajo y los trabajadores que no tienen porqué gustarles o desearían otras.

En el caso de las cooperativas de trabajadores la lucha se establecería entre aquellos que tienen las mayorías que dan lugar a decisiones, y aquellos en minoría que no pueden imponer su puntos de vista.

Según la teoría económica marxista de la lucha de clases no es posible encontrar una solución al problema de la organización de la producción.



 

 

miércoles, 14 de octubre de 2020

QUÉ ES LA TEORÍA ECONÓMICA COMUNISTA Y LA LUCHA DE CLASES, parte 1

La teoría económica comunista entiende la economía, es decir, la gestión de la riqueza, como reparto.

Existe una cantidad de riqueza y se trata de repartirla entre los individuos que forman la comunidad.

Pero su análisis económico solo es aplicable a un momento de tiempo determinado, o eso o es que presupone que la riqueza permanece igual en el tiempo: ni aumenta ni disminuye, de tal manera que solo hay que calcular la cantidad de componentes del grupo y dividir lo que hay entre todos de manera igualitaria, pues su idea de justicia social es dar a cada uno lo mismo.

Pero no es cierto que la riqueza sea siempre la misma: puede aumentar y puede disminuir.

La riqueza puede desaparecer, y también los individuos pueden crear nuevos bienes, de manera individual o de forma cooperativa, siendo con frecuencia más productivos cuando se organizan en grupos.

La habilidad de organizar grupos productivos y crear bienes, influye en la cantidad de riqueza que se puede luego repartir.

Para fabricar es fundamental la figura del empresario, que es capaz de organizar los recursos productivos enfocados a obtener un bien.

La lucha de clases marxista enfrenta a los empresarios, que organizan los recursos productivos, y a los trabajadores, que son un recurso productivo humano que dirige el empresario.

La lucha de clases afirma que si se elimina al empresario la producción no varía: se sigue produciendo lo mismo.

Pero si nadie organiza los recursos productivos ni decide qué se va a producir, ¿cómo y quién determina qué se produce y cómo se hace?

Alguien tiene que tomar las decisiones: o una figura que dicta desde algún nivel aquello que debe hacerse y cómo debe ser hecho, o un mecanismo de decidir y organizar en grupo.

Si no tenemos a alguien que proyecte. o un dispositivo de decisión que resuelva lo que hay que hacer, no se producirá nueva riqueza y sólo se podrá repartir lo ya existente.   

Si no existe empresario, ¿quién o cómo se organiza lo que se producirá para luego poder repartirlo?



sábado, 10 de octubre de 2020

ANÁLISIS MARXISTA DEL COVID19

Mantengo la tesis de que el marxismo cultural y sociológico es un cáncer que sirve principalmente para crear división y enfrentamiento dentro de la sociedad.

Por eso no me resisto a utilizar un análisis marxista de la pandemia que padecemos para ilustrar su malignidad.

En repetidas ocasiones he comentado que se puede estudiar la sociedad desde cualquier característica y su contraria y enfrentarlas: la destrucción de una supone la igualdad por eliminación de lo diverso, y eso algunos lo ven como una victoria cuando no es más que una catástrofe.

En la pandemia hay dos posiciones enfrentadas: los que priorizan la salud y los que ponen en primer lugar la economía. Una nueva lucha de clases: los que consideran que lo más importante es la salud y hay que dedicar todos los recursos disponibles a mantenerla, contra los que consideran que lo más importante es mantener vivo y fomentar el sistema productivo de riqueza.

El enfrentamiento ha llegado incluso a las conversaciones más triviales dentro de las familias o los círculos de amistad. Incluso se trata de enmarcar esta guerra de clases dentro de otras más amplias, como las izquierdas y las derechas. Todo sea para que parezca que es inevitable la separación y el enfrentamiento, y de paso el mantenimiento de unos partidos u otros vendiendo determinada ideología o simplemente prometiendo combatir la contraria sin siquiera ofrecer ninguna idea de gestión nueva. Ni eso es necesario cuando se configura con claridad un buen enemigo al que combatir.

Pues no. Es una simple trampa, un trampantojo, peligroso además. Mortal.

No es posible cuidar la salud sin tener recursos, sin riqueza. Es la creación de la riqueza la que hace posible tener más medios, más investigadores, más médicos, más hospitales. Si se para la economía se para todo. Y sin salud tampoco es posible el trabajo, la inversión, el emprender, el hacer. No, no son contrarios sino complementarios. El problema no es de lucha sino de gestión: como aumentar los recursos, la riqueza, que promocione la salud. Se trata de cooperar, de coordinar, de gestionar tiempos, acciones y recursos. Pero si eso fuera así la lucha de clases se cae por sí sola, no sirve, incluso es un análisis peligroso.

Pero si no es útil la lucha de clases, el marxismo cultural y sociológico, muchos profesores universitarios van a perder el valor de sus escritos, de su posición de prestigio, su medio de vida. Muchos políticos que viven del enfrentamiento van a perder su posición de privilegio, su razón de ser. Y tendrán que hablar de gestión, de la que, me temo, no tienen ni idea. Y tendrán además, que hacer algo que no les gusta en absoluto: convivir con el diferente, cooperar.

Lo entiendo. Es duro. Difícil cambiar a estas alturas de la vida. Pero es que la vida es así de dura. Los acompaño en el sentimiento.