lunes, 8 de febrero de 2021

ESTE PAÍS NO ES DEMOCRÁTICO


Escucho mucho esta afirmación: “España no es democrática, China no es democrática, esta asociación no es democrática o esta empresa no es democrática”.

Son frases equívocas y vacías de contenido concreto. Vamos, que no dicen nada preciso.

Ningún grupo, asociación, país, puede ser “democrático”.

Veamos porqué.

La palabra democracia por etimología viene de demos y cracia, dos palabras del griego.

Demos se suele traducir como pueblo, pero es un concepto equívoco e indeterminado. En parte porque pueblo tampoco tiene un significado concreto actualmente. ¿Qué es el pueblo? El demos griego estaba formado solo por los hombres de cierto estatus, excluyendo a las mujeres, los niños, los esclavos, los impedidos por diversas causas y los extranjeros. En la actualidad, ¿quién es el pueblo?, ¿los que viven en un lugar? ¿todos ellos sin distinción? ¿todos participan en el ejercicio del poder o votan?¿Los bebés son pueblo pero no votan ni pueden decidir nada?

Cracia se suele traducir como poder, gobierno o control. Poder ¿sobre qué?, ¿sobre todo?, ¿sobre todos?, ¿sobre todo tipo de decisiones?

Hay falta de claridad de concepto tanto en cuanto al sujeto de la acción, demo, pueblo, como a la amplitud de la acción misma, el poder, la cracia.

 

Ningún grupo puede ser democrático. Un grupo está compuesto por sujetos, que tienen poder, cada uno de ellos, de realizar diversas acciones. Para que un grupo fuera democrático todas las acciones del grupo tendrían de decidirse de esa forma democrática. Es decir, los individuos no podrían hacer nada por iniciativa individual, sino solo por dictado democrático, común, supongo que por votación, del grupo.

Así es como se puede afirmar que ningún país, ninguna asociación, ninguna empresa, es, ni puede ser, democrática.

 

Podemos decir, eso sí, que un grupo es más o menos democrático si más decisiones dentro del grupo se toman por votación del grupo, y menos democrático si menos decisiones se toman en grupo.

De igual manera, podemos decir que un grupo es más democrático si más sujetos participan en cada votación para decidir algo, y menos si son menos sujetos los que participan.

Podemos incluso hablar de calidad democrática, si se produce un debate sobre la información disponible respecto a cada decisión a votar. De esta manera, con una buena información y debate, se puede tener en cuenta, no solo lo que uno sabe y le interesa, sino también la opinión de otros y empatizar con ellos.

 

El que un grupo, o un país, o una empresa sea democrática, más o menos, tampoco nos habla de su eficacia respecto a sus fines.

En una familia, por ejemplo, si aumentara la democracia pudiera ponerse en riesgo la supervivencia. Imaginar una familia de 5 miembros donde tres de ellos tienen menos de 5 años, y se sometiera a votación la compra de alimentos de la familia. Quizá solo se comerían chucherías.

Podemos pensar en una empresa, donde todas las decisiones se tomaran por todos los empleados, indistintamente. Las decisiones de política de marketing podrían votarlas los que se dedican a el mantenimiento de la maquinaria. Es muy posible que no se tomaran las más eficientes para la empresa. En ese sentido quizá sería mejor que hubiera una división y separación del poder por parcelas, y cada uno se ocupara de tomar las decisiones en su especialidad, sin tener que someterlo a la votación de todos.

 

La democracia no es la panacea, ni el bálsamo de fierabrás, que todo lo cura y todo lo arregla.

 

Entonces, cuando se dice que tenemos problemas sociales porque no hay democracia, desde mi punto de vista, se comete una falacia argumental y lógica, pues el hecho de que haya democracia no soluciona los problemas.

Ni siquiera es posible que haya democracia en ningún grupo, simplemente podemos hablar de que los grupos son más o menos democráticos, sin que eso signifique que sean más o menos eficientes.

Por eso propongo evitar, en lo posible, afirmaciones simplistas, del tipo “España no es democrática”, que sirven más para desorientar que para ninguna cosa de utilidad, y dedicarnos en la ciencia social, a estudiar cuándo es conveniente usar el modelo de votación democrática, en que ámbito, quién son los que tienen que votar, y sobre qué parcela, y de este modo evaluar la conveniencia de cada método de tomar decisiones en cada ámbito, en busca de que aumente realmente la eficacia de las políticas que se adopten, de manera comprobada, científica y efectiva.



 

 

 

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