martes, 13 de octubre de 2015

¿Cuál de los valores es el más importante?






Definamos primero qué son los Valores

Los Valores son creencias u objetos que para nosotros son importantes, sentimos preferencia por ellos, nos gustan, los deseamos, nos interesan, aspiramos a ellos y suelen orientar nuestro comportamiento. 

Cualquier idea u objeto que consideremos importante es un Valor para nosotros. 

Podemos nombrar infinidad de ellos: la justicia, la libertad, la igualdad, la bondad, la honestidad, la gratitud, la solidaridad, la seguridad, la sinceridad, el respeto.... 

También los objetos son Valores: el dinero, las propiedades, la tierra, los coches. 

Hay muchos y muy variados.

Puesto que tanto en ideas como en objetos hay una casi infinita variedad de valores, a la hora de tener que enfrentar la decisión de cuales perseguir, tenemos que establecer unas prioridades. Somos seres limitados tanto en tiempo como en posibilidades. 

¿Cuál será el valor más importante? ¿La libertad, la seguridad, la solidaridad, la igualdad, la justicia? ¿O quizá el dinero y las posesiones?

¿Existe una jerarquía?

Cada ideología tiene su propia jerarquía: unos priorizan la libertad por encima de todo, otros la seguridad, o la igualdad y para otros la solidaridad está arriba de todas ellas.

Si eso es así estamos abocados a una relatividad de lo que es importante a la hora de tomar decisiones en la sociedad (que es el objeto de mi blog).

No me voy a mojar en mi jerarquía de valores, que la tengo, como todos, pero se me ocurre que existe un "Valor" por encima de todos los demás. Sin él los demás son imposibles. Por eso podría afirmar que es el más importante. 

Es la supervivencia, la vida, la existencia. Sin ella los demás no se pueden dar. Por muy atractivos que puedan parecer, sin vida no pueden tener lugar. 

La supervivencia de los individuos está sujeta a unas reglas contables, a unas entradas de energía y a un gasto de la misma, a un consumo de alimentos y aire, y a la eliminación de sus residuos. 

Son reglas físicas, mecánicas, no nos las podemos saltar mediante el deseo: nos vienen impuestas. 

Como derivado de todo ello tenemos que admitir que cualquier jerarquía de valores que adoptemos está sujeta a unos condicionantes que no podemos cambiar: las reglas de la supervivencia del individuo, y también de las organizaciones de las que depende el individuo para sobrevivir. Por ejemplo, el ser humano es un ser social y no es capaz de sobrevivir como individuo aislado. La sociedad tiene unas reglas de supervivencia como organismo o como grupo que si no se respetan ponen en riesgo su existencia, y la del individuo que depende de ella. 

Nos pueden parecer la justicia, la libertad, la igualdad, la solidaridad, valores muy atractivos. Pero si no respetamos las reglas contables que rigen los grupos y los organismos, todos esos valores no pueden darse. 

Lo que puede parecer mucho peor: muchas veces para sobrevivir se tienen que pisotear otros valores que se consideraban irrenunciables. 

Partiremos de ahí, nos guste o no. La realidad se impone. Los mecanismos de la vida y su evolución se imponen sobre todo lo demás.

El idealismo desconectado de la realidad física perece. 

En primer lugar la supervivencia, que dirige la evolución, y después la realidad. Y sólo mucho después los otros valores. 

Se dice que se han perdido los valores, que hacen falta valores. No, no es así. Valores hay de sobra. Lo que hace falta es conocer los mecanismos básicos del vida, de los organismos. Y sobre todo, respetarlos. 

Me refiero a los mecanismos de supervivencia de los individuos y de los grupos de los que depende ese individuo. Sin sociedad no hay ser humano. Sin conocer bien cómo funciona la sociedad como organismo iremos dando palos de ciego en la búsqueda de valores. 

No hacer ese esfuerzo de conocimiento supone la muerte. Por muy heroicos que podamos parecer embarcados en cruzadas de valores varios. 

Miguel de Cervantes ya nos contó la historia hace mucho tiempo. El Quijote termina mal, muy mal, pero puede terminar todavía mucho peor. 

domingo, 11 de octubre de 2015

La Democracia no es "el bien" y todo lo demás es "el mal"






Como dije en la entrada anterior, no podemos elegir la forma de tomar las decisiones. O con más precisión, la naturaleza nos ha dotado de un cerebro capaz de hacer simulaciones que nos permite analizar un problema, buscar soluciones y tomar decisiones de comportamiento. Eso nos da capacidad de elección entre diversas posibilidades, pero seguimos sujetos a la realidad. Si esas elecciones son óptimas para la supervivencia seguiremos adelante, si no lo son simplemente desapareceremos. Por eso es importante que nos demos cuenta cómo funcionan los diferentes sistemas de tomar decisiones. 

Al tratar de definir la Democracia como lo he hecho, un sistema de tomar decisiones en grupo, y de desmitificarla como un sinónimo de "bien", soy consciente que rompo con una forma simplista de entender la política muy extendida. Me refiero a contemplarla como una batalla entre el "bien" y el "mal".

Una visión del mundo donde el problema es la existencia del "mal".

Esta concepción de las cosas ha tenido gran aceptación durante mucho tiempo, pero esto nos enfrenta a problemas para la supervivencia, como la perpetuación de una excesiva violencia, incómoda para los individuos y que incluso puede poner en riesgo la sociedad misma. 

Propongo una forma diferente de ver la política, fuera de esa ingenua visión de una batalla entre el bien y el mal. El proceso de toma de decisiones está determinado por el gasto de energía que supone, (tanto para la sociedad en su conjunto como para los individuos tomados de uno a uno), y la variedad de respuestas válidas a los problemas que es capaz de generar. Los procesos autoritarios tienden a ahorrar energía y los democráticos a ser capaces de generar más variedad de soluciones y manejar mejor una gran cantidad de información.

La realidad es compleja e incluye tanto a lo uno como a lo otro, lo llamado bueno y malo. Todo lo que existe ha servido para mantener la vida y si se desea cambiar algo para dar solución a algún problema, se debe tener en cuenta que la supervivencia debe ser prioritaria a cualquier deseo. 


Sin vida no hay nada más. Los cambios deben ser subordinados a que sean sobrevivientes.

Muchos simplifican la política a un código de conducta, el "actuar bien" (la buena política) o el "actuar mal" (la mala). 


También muchos identifican la democracia con "lo bueno", y a las otras formas de tomar decisiones como malas, especialmente cuanto más se acerquen a formas de decidir autoritarias. En virtud de eso tienen que dar definiciones complejas de democracia que incluyan todas esas cosas que ellos consideran "buenas". 

Pero no todos los ciudadanos tenemos una misma visión del bien. Los valores son variados y cada uno toma los (valores) que más le gustan y le da una importancia preferente. Hay quien tiene preferencia por la libertad, otros por la seguridad, otros piensan que la igualdad debería ser el más importante, otros que la solidaridad. Un valor es algo que se considera de importancia. Cada uno tenemos nuestras preferencias. 
Nota: En la próxima entrada comentaré las diferencias en cuanto a valores de las ideologías más extendidas y la consideración de valores absolutos o tendencias deseables. 
Hay algo que tiene valor por encima de todo eso, por encima de cualquier consideración y clasificación personal: la vida. Sin vida no hay posibilidad de nada más. Sobrevivir es prioritario a cualquier cosa, no puede ser elegido. 

Esto es importante a la hora de pensar en política, en el modo de resolver cuestiones que nos preocupan, pues algunos tendrían la tentación de proponer soluciones que fueran buenas para su forma de entender la jerarquía de los valores, pero atentaran contra la supervivencia de la sociedad.  Entonces no serían viables, simplemente porque conducirían a la desaparición de la sociedad y de los individuos con ella.
Nota: Pongo un ejemplo. Desde el idealismo alguien "enamorado" del valor igualdad de la riqueza, el reparto igualitario de lo que existe en la sociedad, podría pensar en maximizarlo. Pero si se reparten los bienes entre todos, los que más han gastado energía en producirlos pueden pensar que salen ganando si realizan menos esfuerzo pues en el reparto van a perder muy poco y, en cambio ganarán mucho en energía gastada. Esa decisión, si es tomada por un número grande de los individuos, podría poner en riesgo la supervivencia del grupo entero, pues podría darse que la producción de lo necesario para la vida cayera en picado al ser mucho más "rentable" en términos de energía para el individuo, el no hacer nada y esperar que se haga el reparto y recibir. Podría llegarse a dar que no hubiera nada para repartir. El valor de la igualdad puede llevar a la extinción de la sociedad, si no se contrastan sus efectos en la realidad de la interacción social. Lo que no quiere decir que la igualdad no pueda ser algo de "valor", y por tanto deseable. Pero, como veremos en la siguiente entrada, hay que colocarlo en contexto con los demás valores y con los mecanismos de la realidad misma. 

Todos los grupos quieren apropiarse del término "Democracia" y definirlo según su código propio de valores. La Democracia vendría a ser un sinónimo del bien, y ese bien se construye acorde con su definición particular de lo bueno.

Todos tienen una cosa en común. Se sienten en posesión de la verdad. Ellos son los buenos, los demás los malos. 

Así contemplada la cosa de la política se simplifica mucho. Las cosas irán muy bien cuando mi bien venza sobre los demás, cuando adopten todos mi punto de vista. Hacer política por tanto, es sinónimo de convencer, de convertir a los demás a que adopten mi visión del bien. O de yo cambiar y adherirme a los demás a su modo de ver el mundo. 

Los caminos por los que puede ir la política solo quedan resumidos a dos: la persuasión o la destrucción. Es necesario convencer a los demás, o en el caso de ser imposible, es necesario acabar con ellos, hacerlos desaparecer. Nos lleva a gran cantidad de violencia. O estás conmigo o estás contra mi. 

Todo lo que hemos hablado tiene cierta razón de ser. En la toma de decisiones es muy importante el gasto energético. El proceso de la toma de decisiones no puede suponer un gasto energético mayor que el beneficio que nos proporciona la solución. 
Nota: Un ejemplo puede ser la forma de elegir a alguien para un puesto determinado de trabajo (el problema a resolver). Imaginad que se propone la realización de un examen con el fin de escoger al mejor (la solución propuesta), y que para una sola plaza se presentan 10.000 personas. Eso quiere decir que esa cantidad de personas gasta durante el tiempo de su preparación (digamos 6 meses) la mitad de su tiempo en estudiar para ese examen específico. Eso es un gasto energético inmenso, que se podría haber dedicado a cualquier otra acción. Todas las personas que se presentan tienen cualificación demostrada para realizar el trabajo, solo se trata de elegir al mejor. El gasto en energía en escoger al mejor puede ser muy superior al beneficio obtenido por ello, tanto para la sociedad como para cada individuo.
Supongamos que un grupo de personas tiene que decidir sobre algo. Eso supone una inversión de energía en analizar la situación. Si se pasa demasiado tiempo en esa fase se corre el riesgo de no tener tiempo para otras cuestiones vitales. E incluso la resolución de los desacuerdos entre los componentes del grupo puede requerir mucho tiempo y energía. La unanimidad, el que todo el grupo pensara de la misma manera supondría un ahorro energético importante. 

El disponer de un código escrito que solucione los problemas también supondría otro ahorro de energía, pues no habría que pensar, simplemente aplicar lo que dictara el código. 

Estos mecanismos los utiliza la naturaleza constantemente, por ejemplo, cuando agrupa en un solo ser a muchos organismos. El ser humano es un buen ejemplo. Una serie de organismos reunidos en uno mayor con unidad de acción. Incluso dispone de unos códigos genéticos que permiten que cada acción no tenga que ser pensada en cada situación, con el consiguiente ahorro de dedicarse a otras tareas. 

La toma de decisiones en política también tiene que estar sujeta a estas reglas de uso de la energía disponible. Por eso es muy razonable el impulso hacia la unanimidad de las decisiones y la codificación de los comportamientos. 

A esta tendencia se le sigue cuando se proponen sistemas de toma de decisiones autoritarias, pues estas suponen un gran ahorro energético. En cambio las formas democráticas, y recordemos que definimos democracia como una forma de tomar decisiones mediante la votación de la mayor cantidad de individuos del grupo, después de una fase de información y discusión, supone un alto gasto energético del conjunto de la población y puede ocurrir que ponga en riesgo su supervivencia. 

¿Qué ventajas aporta la democracia? Muchos cerebros pensando a la vez son capaces de generar más soluciones y de procesar más información que unos pocos, pues supone una visión más amplia del asunto. También las soluciones tomadas tienden a satisfacer a un mayor número de individuos.  

Mi propuesta para analizar la forma de tomar decisiones que conciernen a los ciudadanos (la política) es un análisis de los distintos modos de tomar decisiones, del gasto energético que suponen, de las características que necesitan para dar resultados supervivientes en el grupo social. En resumen, entender mejor la realidad física y también relacional entre los elementos, sin perder de vista en ningún momento que la supervivencia es el punto central que siempre hay que conservar.

El mundo no se construye desde el deseo (no únicamente desde él) sino desde el conocimiento y el respeto por la realidad. 


En cuanto a conocimiento, piensan más 1.000 cerebros que uno sólo, siempre que esos cerebros se hagan conscientes de lo que es necesario para sobrevivir y no se dediquen a la fantasía desvinculada de la realidad.

Esta última afirmación nos lleva a una proposición un tanto provocadora: deben gobernar (tomar las decisiones) aquellos que tengan la llave de la supervivencia (normalmente aquellos que tienen en sus manos la producción que asegura que perdure la vida). 


Dicho de otra manera todavía más retadora: "Deben gobernar los que tienen el poder económico en la sociedad." 

Me temo que voy a perder a muchos lectores debido a esta afirmación. La razonaremos a lo largo del blog. 

Por ahora, y con el fin de volver a ganar alguno de los lectores de los que acabo de perder, diré que el poder económico quizá en realidad, lo veremos, está en manos, más que nunca, de la clase media. 

Resumen de la entrada:

La política es el arte de tomar decisiones entre los ciudadanos de la polis, de la ciudad, para buscar soluciones a los problemas que se les presentan. 


Existen diversas formas de tomar decisiones, según sea la materia del problema, unas tienden más a una forma de decisión autoritaria y otras a ser más democráticas. 

Democracia se refiere simplemente a una forma de tomar decisiones entre la mayor cantidad posible de ciudadanos, después de una información y discusión pública del tema a decidir. 

Actualmente existe una mitificación del término Democracia haciéndolo coincidir con lo bueno. Todas las otras formas de decisión se tienden a considerar como "malas", por no ser tan "democráticas". 

La división del mundo entre lo bueno y lo malo simplifica demasiado la búsqueda de soluciones adecuadas. Necesitamos entender la realidad tal cual es para proponer cambios o soluciones que no pongan en riesgo la supervivencia de la sociedad ni del individuo. 

martes, 6 de octubre de 2015

La sistemas de decisiones no se eligen. La Democracia no se elige.






No. Los sistemas de tomar decisiones en la sociedad no se eligen. El mero deseo de que un sistema funcione no lo hace funcionar. A muchos le gusta la Democracia y desean que sea el sistema de gobierno para todo, pero ese deseo no es suficiente para que así sea. La realidad se impone y en ciertas organizaciones la Democracia simplemente no funciona. Y no funciona porque si se opta por ella en ese tipo de grupo, pone en riesgo la supervivencia del mismo. Un buen ejemplo es el del ejemplo de la democracia aplicada en una familia con niños pequeños. Puede poner en peligro a la familia entera. Y no es un debate entre lo bueno y lo malo, es la supervivencia o no de la organización la que decide: la elección que resulta adaptativa permite que el grupo sobreviva, la que no, hace que desaparezca.

Vamos a ir muy despacio ahora pues estamos en un punto crucial. ¿Cuáles son las formas de tomar decisiones que resultan más adaptativas y cómo se produce la elección, a su vez, de esas formas de elección? Casi parece un trabalenguas. 

La naturaleza tiene una forma de tomar decisiones en sí misma que es la prueba y el error. Si un organismo toma las decisiones de manera "equivocada" (no adaptativa a ese momento y ese medio ambiente) simplemente desaparece. Pero el ser humano dispone de un sistema en apariencia alternativo o complementario a esa forma de depuración de los comportamientos, que es la simulación mediante el pensamiento. 

El cerebro (no vamos a pararnos a analizar en profundidad lo que es pero entre otras cosas....) es un simulador de posibilidades. Ante un problema puede presentar muchas alternativas de solución pero en la imaginación, mediante abstracciones mentales. Puede optar a muchas alternativas mediante la creación de imágenes mentales antes de tomar la resolución real. Eso cambia un poco las reglas del juego y las consecuencias de esas nuevas posibilidades quizá tardemos en comprenderlas. 
Nota: La naturaleza en primer lugar utiliza el método del ensayo-error. Por ejemplo en el conocido como periodo Cámbrico hay una explosión de seres muy diversos. Millones de ellos van a desaparecer después y sólo sobrevivirán unas pocas especies adaptadas a los problemas ambientales. Esto es un gran gasto energético. Luego la naturaleza crea un sistema de buscar soluciones con menos gasto de energía. Un solo ser simula en su cerebro una serie de soluciones a los problemas ambientales que ocurren. Si da con la solución adaptativa el ser sobrevive y se reproduce. Si la solución elegida no es adaptativa el ser en concreto desaparece y otro realiza la simulación mental y quizá de con esa solución que sí sea adaptativa y sobrevive. Con unos pocos seres realizado simulaciones mentales en sus cerebros y descartando muchas de ellas por simple proceso mental, sin necesidad de ser plasmado en la realidad, se multiplican las posibilidades de buscar una opción válida. El método de simular soluciones en un cerebro es una forma de ahorro de energía. No todas las ideas que surgen en ese cerebro son soluciones a los problemas. No todo lo que produce ese cerebro es útil. Pero consume mucho menos energía crear ideas que seres completos. Las ideas que no dan soluciones simplemente se descartan. Para terminar es necesario apostillar que la simulación cerebral supone un ahorro para la naturaleza en general, no tanto para el individuo. El cerebro es un órgano que no tiene "desconexión", está funcionando todo el tiempo generando continuamente materiales mentales abstractos. Todo eso supone un gran gasto de energía para el individuo que constantemente busca problemas mentales para solucionar, lo cual implica una tensión mental continua. Este mecanismo que supone un gran ahorro para la vida, en relación con el individuo supone una alerta constante. Más aún cuando muchos de nosotros no distinguimos entre problemas "reales" de problemas generados en el mismo cerebro, fruto de su necesidad de mantenerse en continuo estado de alerta. 

Pongo un ejemplo para ilustrar como funciona el cerebro a la hora de elegir la alimentación de la familia, que hemos utilizado con anterioridad,  y utilizamos la simulación mental para decidir como solucionar el problema. Las posibilidades no son infinitas en realidad. La mente las podría hacer infinitas pues podría abstraer que se comiera la tierra, o las hojas del campo, o la basura, o no se comiera nada en absoluto nunca jamás y solucionado el problema alimentario. La mente no tiene fronteras a la hora de imaginar. Pero la realidad es limitante. No se puede el organismo humano alimentar de tierra, por ejemplo, o no ingerir nada nunca. Existen reglas dictadas por la realidad que la imaginación no se puede saltar (si el organismo quiere sobrevivir).
Nota: En realidad la mente no es infinita. Solo puede relacionar ideas que ya estaban previamente en el cerebro. Solo combina elementos antiguos para crear nuevos. No puede inventar de la nada. Aunque sí crear infinitas combinaciones con las imágenes que ya posee. 

Entonces, esa mente imaginativa infinita en posibilidades encuentra un primer límite en lo que es real en la física y en la biología. Y las elecciones fuera de esa realidad acaban con la muerte del organismo (y por tanto de esa mente imaginativa que sí necesita un vehículo físico para existir). 

Pero las cosas no son tan extremas ni dramáticas. Respetando la realidad física la imaginación sigue encontrando una gran variedad de alternativas válidas sobre las que decidir. Por ejemplo, para alimentar a la familia se puede recurrir a una variedad de productos muy amplia. Y algunos de ellos tienen consecuencias a largo plazo diferentes a otros de haberlos consumido. Por ejemplo, comer pizza todos los días es una alternativa válida para alimentarse, pero a la larga puede tener efectos sobre la salud. Y esos efectos solo los puede conocer alguien que ha vivido suficiente tiempo o que dispone de una cultura o conocimiento que le informa que comer cierto producto mucho tiempo tiene unos resultados a largo plazo. 

De tal manera que disponer de una mente simuladora nos abre las posibilidades de elegir pero estas elecciones encuentran limitaciones y determinantes. Y la más grande de ellas es una realidad física que no está gobernada por la mente si no que tiene reglas que el pensamiento no se puede saltar (solo en su imaginación). 

Quizá en este momento sería bueno acudir a un existencialista que nos diría algo así: "de pronto un organismo, el hombre, mediante la simulación mental del pensamiento, ha adquirido una capacidad de representar la libertad pero no puede usarla en el mundo real que le pone límites. Y además el hombre, puesto que la tiene (la mente) está obligado a usarla, y a utilizar la libertad que esta le da, pero está condenado al mismo tiempo a elegir (y a elegir bien, más que nada porque arriesga su supervivencia)." 

Soy consciente de la dificultad del razonamiento que estamos llevando. Pero es necesario enfrentarlo pues como organismo, y también como componente de otro organismo (lo cual dificulta la cosa en sumo grado) que es la sociedad, necesitamos ver qué es lo que usamos para esto de la toma de decisiones y quién las toma y cómo. 

En resumen, el ser humano dispone de una mente simuladora que le permite una infinidad de soluciones a los problemas, luego la realidad física impone unas limitaciones imposibles de saltar, y además ese ser humano tiene la responsabilidad de elegir (muchas veces, no siempre) cual es el camino de solución por el que opta. Las equivocaciones las paga con la vida (en el fondo es el mecanismo de siempre de la prueba y el error), a veces con una muerte instantánea y a veces con una muerte a largo plazo. Y la sociedad es un conjunto de seres humanos relacionados de tal modo que la soluciones a los problemas de esa sociedad se puede simular en las mentes individuales de cada uno de ellos pero tiene que encontrar un sistema de toma de decisiones colectiva a los problemas comunes relacionales. 

En una palabra: complejo. No. Muy complejo. 

Pero nos hemos empeñado en entenderlo. 

Y no es suficiente con que una forma de tomar decisiones nos "guste" (en la mente), es necesario también que sea superviviente, es decir que se tomen resoluciones respetando las reglas que hagan sobrevivir al grupo, y eso va a tener mucho que ver con que las decisiones las tomen aquellos que tienen las llaves de la supervivencia, aquellos que tienen algo fundamental para asegurarla. 

Eso lo iremos viendo a lo largo de este blog. Es demasiado pronto para llegar a alguna conclusión. 

jueves, 1 de octubre de 2015

Respetables alternativas a la Democracia






La Democracia no es el único sistema de tomar decisiones que afectan a un grupo humano, como ya comenté en una entrada anterior. Ni tampoco es la forma más "justa", ni garantiza que se tomen las mejores decisiones gracias a ella.

Imaginad una familia formada por 2 padres y 4 hijos de menos de 10 años. Piensan la forma de decidir entre todos el menú que van a cocinar para comer cada día de la semana, y se les ocurre utilizar la democracia para hacerlo. Como los hijos son mayoría posiblemente en muchos casos saldría un menú diario formado por pizza o dulces de los que les gustan a los niños. A la hora de recoger los platos también votan y la decisión es que sean los padres quien lo ordene todo... O decidir si van al colegio o no.

Los gastos familiares podrían también ser gestionados de manera democrática, de tal manera que es posible que el presupuesto de juguetes sea muy alto. O que los gastos puedan superar a los ingresos. O la forma de usar el tiempo libre. O de circular por la ciudad sin atender a las normas cívicas. 

La Democracia en este caso dudo que fuera la mejor manera de decidir todas las cuestiones relativas a una familia, sobre todo cuando los niños son pequeños.

Creo que en este caso una mejor manera de que todo funcione un poco mejor es que los padres decidan la mayoría de temas que tienen que ver con la familia y consulten a sus hijos, pero no de manera vinculante. La forma de tomar decisiones en la familia quizá deba estar más cerca del autoritarismo que de la democracia.
Nota: Lo que no implica que este "autoritarismo" pueda cambiar y modificarse, por ejemplo, por una mayor educación de los hijos, tanto desde el sistema social como de las técnicas de relación con ellos de los padres. El Autoritarismo o la Democracia no son sistemas definidos ni cerrados, no existe la Democracia perfecta, ni tampoco un sistema perfecto autoritario, hablamos de tendencias, no me cansaré de repetirlo, hacia una mayor democracia o hacia una mayor toma de decisiones autoritaria. En un caso la tendencia es que alguien en solitario tome las decisiones, por concentración de conocimiento o por responsabilidad, y en el otro caso la tendencia es a que la mayor parte de los componentes del grupo participe en las decisiones, pero sin poner en riesgo la supervivencia del sistema. Dejar que los niños decidan sobre la alimentación puede suponer un riesgo para la salud, y por tanto afectar a la supervivencia, pero también una mayor educación de los niños sobre ella puede aumentar su posible participación en decidir lo que se consume en la comida familiar. Siempre tendremos que tener en cuenta que nos encontraremos con límites infranqueables, por ejemplo, difícilmente conseguiremos concienciar a un bebé recién nacido de las bondades de una alimentación equilibrada para que decida por sí mismo tomarla. Los padres tienen cierta responsabilidad de alimentación con los niños que no van a poder delegar democráticamente.  

Ahora pensad en una empresa. Alguien invierte su dinero en un proyecto y decide que va a utilizar la democracia para tomar todas las decisiones. Así, los sueldos de todos los empleados son decididos por votación entre todos. Incluso las decisiones de inversión. Es posible que los intereses de los que trabajan ahí vayan más por obtener un ingreso lo más alto posible que la consecución del objetivo, que después de todo, es deseo sobre todo del que ha invertido en el proyecto. De tal modo que el proyecto dura el tiempo que dura el dinero invertido. Eso no implica que puedan exitir, y de hecho existen, empresas que funcionan con una estructura democrática, como son las cooperativas.

Aquí, de nuevo, igual es mejor una dirección más autoritaria por parte del inversor pues sabe cuál es el objetivo que quiere obtener, y lo que tiene que hacer para mantener la empresa completa, con suficientes ingresos para sufragar los gastos, y quizá, como en el caso de la familia, escuchar las demandas de los que allí trabajan, pero finalmente tomando las decisiones que imponga la consecución de los objetivos. También puede ser que las decisiones que haya que tomar tengan aspectos técnicos donde sea importante que los que las tomen tengan determinados conocimientos. En ese caso para muchas situaciones lo más adecuado pueda ser el "gobierno de los que saben del tema". A veces se conoce este gobierno de los sabios como Sofocracia.

La Democracia no vale para todo ni es aplicable en todos los casos, y quizá a veces menos democracia funciona mejor. A veces no es el sistema que obtiene los resultados más operativos. Los niños pueden tener mala salud por culpa de tomar las decisiones a través de ella, o la empresa se puede hundir sin alcanzar sus objetivos.

Ahora hablemos de justicia. Cinco amigos tienen la costumbre de tomar un café todos los fines de semana en determinado bar. Cada vez que llega la hora de pagar deciden hacerlo de manera democrática. Y en la votación siempre deciden por mayoría que pague uno de ellos (que tiene mejor situación económica que los demás). De tal manera que la decisión es indudablemente democrática, pero se pueden utilizar diversos criterios para considerar si es justa o no. En cualquier caso el sistema no garantiza que la decisión sea la más justa.
Nota: La Democracia es el gobierno de las mayorías. Sin duda. Pero luego exige una corrección a excesos que eso supone. Por tanto, se establecen mecanismos que corrigen aquello. Es la razón, por ejemplo, de la creación de un Estado y cuerpos de leyes. Las Leyes son mecanismos de toma de decisiones automáticos. Además limitan los asuntos a votar y a decidir y los corrigen. Las leyes también han sido elegidas en un sistema democrático por discusión de los ciudadanos y posterior votación. Pero son de un nivel que influye sobre las decisiones de nivel inferior: las ordena y corrige, permitiendo enmendar y limitar ciertos excesos que supone el gobierno de las mayorías. Ahorrando mucho tiempo pues al permitir decisiones automáticas, no hace falta estar todo el rato resolviendo sobre ciertas materias, mejorando los recursos, sobre todo de tiempo, tan valioso, para la supervivencia del grupo.
¿Porqué no incluyo la Ley y el Estado dentro de la Democracia? Por qué no es un fenómeno exclusivo de ella. Dentro de sistemas autoritarios como la monarquía o la dictadura también existen tales recursos. Los sistemas que, como la Ley y el Estado, automatizan las decisiones y evitan cierta parte de la arbitrariedad, son útiles para el ahorro de tiempo y energía y los utilizan también allí. A un rey le es de gran utilidad disponer de un conjunto de leyes que los subordinados puedan aplicar como si fuera él mismo.
  
A lo largo de la historia ha habido distintos modos de tomar decisiones grupales y que han funcionado muy bien en el tiempo que fueron aplicadas, pues seguramente eran las más adaptativas para conseguir la supervivencia del grupo en ese determinado tiempo. Un grupo de personas que no podía coordinarse pues cada uno tomaba decisiones de manera aislada, de pronto, bajo la mano de un monarca que imponía ciertas actuaciones, podía conseguir objetivos que la desorganización del grupo sin decisiones centralizadas, era incapaz.

Como ya hemos comentado, en situaciones donde los expertos en cierta materia son los que toman las decisiones, pues se trata de decisiones que implican conocimientos sobre ciertas materias, los grupos pueden sobrevivir mucho más. 

Y esto puede incluir que los más expertos durante mucho tiempo fueran los ancianos, siendo esta otra alternativa muy respetable a la democracia. 

Y parecía que en estos tiempos no hay otra alternativa a la democracia y formas de gobierno hay muchas y cada una útil en su ámbito de aplicación. Incluso democracia no hay una sola, sino en todo caso una idea de democracia, de participación de los ciudadanos en las decisiones, hacia la que parece conveniente a veces acercarse y otras parece más procedente utilizar otras formas. 

También aclarar que parece que todo sea una decisión de los seres humanos, el utilizar unas formas de gobierno u otras. Y no es tanto así, las posibilidades de optar son limitadas y supeditadas a la supervivencia, tanto del grupo como del individuo. Si se pudiera optar por una forma de gobierno que parece atractiva desde los ideales pero pone en riesgo la propia supervivencia, no sería operativa. Aquellos grupos que optaran por ella posiblemente desaparecerían simplemente. Por ejemplo, quizá parece atractiva la idea de una familia democrática, pero si por las decisiones de uso de recursos y alimentación elegidas por los niños, la salud de la familia se viene abajo se pone en peligro de supervivencia la sociedad entera. Hay elecciones que no cabe hacer. 

Seguiremos en la próxima entrada hablando de alternativas a la democracia. E incluso que el término Democracia no es un valor absoluto, sino más bien que tenemos que hablar que ciertas decisiones utilizan un sistema más democrático, esto es, más personas deciden de manera directa sobre más cosas, y otro lo es menos, pues son menos las personas que deciden o que lo hacen sobre menos materias. 

La definición que di al principio de este blog de la Democracia nos es muy útil para no perdernos en un bosque de opiniones y valoraciones, y afrontar todos estos problemas de una manera mucho más humilde, menos dogmática y mucho más práctica. La Democracia sirve para lo que sirve y tiene su uso y aplicación los resultados que tiene. Pero no más. No es un sistema mágico que resuelve todos los problemas. 

Iremos viendo en lo que funciona muy bien y porqué la evolución de las formas de gobierno en los grupos tiende a la democracia, a la participación cada vez mayor de más cantidad de personas en la toma de decisiones, sin que los demás sistemas de toma de decisiones desaparezcan en ámbitos donde funcionan mejor. Pero voy a dar un adelanto de cuál parece ser esa razón. 

Cuando la sociedad se vuelve más compleja hace falta mucha más información para tomar decisiones, nadie tiene una visión global que abarque todo lo que ocurre en el grupo, y cuanta mucha más gente participa en la discusión y en la decisión hay más posibilidades de tomar una que funcione mejor. Y que funcione mejor quiere decir sobre todo que haga sobrevivir al grupo.