LA UTILIDAD DEL CONCEPTO
La división entre izquierda
y derecha sirve como una herramienta
topográfica para el recuento de votos en la toma de decisiones grupales.
Cuando dentro de un conjunto
de personas se tiene que tomar una decisión, se puede someter a votación para
optar entre diferentes alternativas.
Hay varias maneras de elegir,
por ejemplo seleccionando cada individuo una de las propuestas: una persona
tendría un voto. Para facilitar su conteo se puede pedir que se sitúen juntos
los que tienen la misma preferencia.
En el caso de una elección
entre solo dos alternativas se formarían dos grupos, que podemos denominar de
múltiples maneras, siendo una de ellas fácil de usar en cualquier lugar: los
que están a un lado y los que están en otro, la izquierda y la derecha.
Estar en un lado u otro no
significa, a priori, nada. Solo decantarse por una alternativa concreta. El
significado de izquierda y derecha se deriva de las propuestas de solución que
se han presentado.
Como forma de clasificación en
toda una sociedad, la separación entre izquierda y derecha no es de utilidad,
pues los que para una cuestión determinada se situaran en la izquierda, en otra
distinta podrían situarse en la derecha. La división entre izquierda y derecha
es solo una herramienta que puede facilitar el conteo pero no aporta mayor
información.
Excepto que todo el poder de
decisión de un grupo lo delegue en unos representantes que decidieran por
aquellos sobre todas las cuestiones. Todo se limitaría a elegir a los que
finalmente deciden, que además, aunque hubieran varias alternativas,
plantearían la decisión en forma de binomio: o estás conmigo, o si votas a
cualquiera de los otros estás contra mí.
Las posibilidades de elección
dentro del grupo se limitarían a elegir entre un partido u otro, entre un
presidente u otro, entre un rey u otro. Y ellos necesitan hacer una división
entre la población, para conocer quien está con ellos o contra ellos. Solo
ellos, en una situación de acumulación absoluta de poder, necesitan esa
división entre izquierda y derecha. Los míos y todos los que están contra mí.
Volveremos sobre esta
cuestión al final.
FORMAS
DE VOTAR
Da la impresión que en
cuanto a reglas de votación ya está todo inventado y las que usamos son las
mejores. Voy a repasar los sistemas de votación actuales y si se pueden presentar
algunas alternativas que pueden introducir ventajas.
Elección
entre dos alternativas
En el caso antes planteado
de una elección entre dos alternativas, bastará con saber cuál de ellas es la
más votada.
No sería válido el sistema de
elección por la mitad más uno si se quiere elegir una de las propuestas pero a
condición de obtener la unanimidad, por ejemplo, o se acuerda que para optar
por una alternativa se necesitan un porcentaje de votos superior al 50%; esto
es, que se pida para elegir una alternativa haber alcanzado, por ejemplo el
apoyo del 60% de los votos.
En definitiva, se toma una
decisión en base a la propuesta más votada, pudiendo variar la exigencia de un
porcentaje mayor de votos afirmativos para adoptar la solución o no.
Elección
entre varias alternativas
En el caso de ser más de dos
las opciones a votar, la herramienta topográfica de la izquierda y la derecha
para el conteo de votos ya no sería, en principio, operativa.
Podríamos pedir a las
personas que se agruparan en relación a la opción elegida, pero ya no dividiríamos
el espacio físico en dos: izquierda y derecha, necesitando topográficamente 4,
5 o los rincones necesarios para situar a los votantes según las opciones
tomadas. La izquierda y la derecha se convierten en grupo partidario de la
opción A, partidarios de la B, partidarios de la C, y sucesivamente tantos
grupos como opciones votadas.
En cuanto a cómo seleccionar
una opción en caso de ser más de dos las alternativas, tenemos varias
soluciones.
Podemos elegir aquella de todas
que ha recibido más votos. Se trata de la propuesta más votada.
Esta forma de elección a
veces no se considera satisfactoria, pues en el caso de varias soluciones puede
ser que gane la votación una de las opciones con un porcentaje muy pequeño de
votos respecto del total de electores, por ejemplo, que una opción haya
recibido un 10% de los votos y, aunque sea la más votada, tiene un 90% de
personas que han votado en contra.
Para corregir este efecto de
poca representación se opta a menudo por una mayoría simple o una mayoría
absoluta o incluso una mayoría
cualificada, esto es, que la opción ganadora acumule como mínimo la mitad
mas uno de los votos de los presentes, o la mitad más uno de los votos de los
que forman el grupo o incluso exigir para la aprobación porcentajes de aprobación
mayores.
También para corregir el
efecto de la poca representatividad en las elecciones múltiples se utilizan las
segundas vueltas, que pueden
limitarse a elegir en la segunda votación entre las opciones más votadas o ir
eliminando las menos preferidas.
Otra forma de enfrentar el
problema de la poca representatividad es conocer la opinión de esas personas
que optaron por otras soluciones y el grado de aceptación respecto a la opción
ganadora.
Eso se podría hacer
sometiendo a una segunda votación cada una de las opciones, y la cuestión sería
si le parecería aceptable esa opción, aunque no fuera la suya preferida. En
este caso se trataría de buscar no tanto la alternativa más votada sino la que
más aceptación tiene entre el grupo o la más óptima.
Hay sistemas de elección que
incluyen la evaluación del rechazo o aceptación por parte de los que no han
votado por la opción ganadora, como son los llamados métodos Condorcet (Antoine
Nicolas Caritat, Marques de Condorcet, siglo XVIII), o el recuento de Borda
(Jean-Charles de Borda, 1770), que tienen en común que los electores clasifican
con una puntuación de mayor a menor la preferencia de las opciones, por
ejemplo: 5 para la opción A, 4 para la E, 3 para la F, 2 para la G, 1 para la
X, lo que permite elegir al preferido de los candidatos pero comparándolo con
la aceptación de los demás.
Otra alternativa para la
elección de una opción es utilizar el llamado voto aprobatorio en el que se puede votar por todas las opciones
que se desee, con igualdad de valor de voto para cada una de ellas.
Tanto sirve para la elección
de una opción única frente a otras como para elegir varias posibilidades
siempre que no sean antagónicas.
El voto aprobatorio aprueba
o rechaza cada una de las opciones. Intenta elegir las propuestas más óptimas o
aceptadas por los que tienen que decidir, eliminando aquellas que producen más
rechazo.
El voto aprobatorio tiende a
evitar las soluciones más extremas en cuanto a aceptación de la mayoría y elude
la crispación de posiciones exaltadas. Sirve para prevenir también la acción de
grupos de presión, que pueden tener un apoyo amplio en un grupo pequeño pero
rechazo de la gran mayoría.
En
resumen
El posicionamiento en dos
alternativas enfrentadas es un caso raro, poco frecuente, a la hora de tomar
decisiones dentro de un grupo. En la gran mayoría de casos se trata de valorar
entre todos una serie lo más amplia posible de alternativas, tratando de cuidar
las relaciones emocionales del grupo, evitando los enfrentamientos y enfocando
las soluciones elegidas hacia la cooperación.
Otro matiz importante es
separar la toma de decisiones con quién tiene que llevarlas a cabo. Una cosa es
votar qué decisión se toma y otra cosa es votar quién la tiene que llevar a
cabo. No voy a profundizar en este tema y solo lo tomaré de enlace con la
meditación que sigue.
En el estudio de la toma de
decisiones tenemos que reflexionar sobre ello en este punto. Podemos estudiar
las alternativas y decidir entre todos cuál es la nuestra, aunque luego
deleguemos su puesta en práctica en unas personas específicas, o podemos elegir
a unos representantes que se encarguen de tomar las decisiones por nosotros y
las pongan en marcha.
Existen infinitos modelos
intermedios donde unas decisiones las tome el grupo entero y otros sean competencia
de los representantes. No creo que exista modelo ideal para todas las
situaciones.
La toma de decisiones toma
tiempo y energía y si todas las decisiones requieren la participación de todos
puede agotar los recursos limitados de un grupo. Por el lado contrario si todo
el poder de decisión está en manos de unos pocos representantes, deja
desprotegido al grupo del control sobre sus representantes, y es más fácil
manipular ese poder de decisión por elementos con intereses específicos diferentes
a los del grupo completo o incluso crear una red clientelar entre los políticos
que tienen la gran mayoría del poder de decisión y los grupos interesados en
unas decisiones u otras.
REFLEXIÓN
FINAL
Empecé este escrito hablando
de la utilidad de una división entre izquierda y derecha y su poca aplicación
práctica en contextos de decisiones variadas y creativas. Pero si se delega
totalmente la responsabilidad de la elección en una sociedad en un modelo
representativo, donde los elegidos para gobernar deciden sobre casi todo, estos
candidatos a ser elegidos para gobernar todo tienen mucho interés en dividir la
sociedad y la votación sobre su elección en una cuestión binaria: estás conmigo
o estás contra mí.
La separación entre
izquierda y derecha interesa sobre todo a aquellos que quieren conseguir el
control de la sociedad, dividiendo en dos polos a los ciudadanos.
Creo que no nos interesa
caer en esa trampa.
PEQUEÑO APUNTE DE HISTORIA
Algunos hacen nacer el
concepto de izquierda y derecha, su origen histórico, al episodio de la
asamblea nacional francesa de agosto y septiembre de 1789, donde, perdida la
soberanía del rey a favor de los ciudadanos de la nación, se discute cuál va a
ser el papel que puede desempeñar el monarca dentro de la nueva constitución
francesa.
Por una lado se sitúan todos los grupos que quieren ejercer su
parcela de poder y defender sus intereses de grupo: los burgueses, los gremios,
funcionarios, clero, campesinos, terratenientes, artesanos libres, ciudadanos
en general, y por otro el rey que defiende en último término su derecho de
veto, es decir, su capacidad de decidir sobre los asuntos en los que no se
pongan de acuerdo los grupos de la asamblea.
Estaba en juego la supervivencia
de todo un estado y no tomar decisiones podría suponer poner literalmente en
riesgo al país, y los grupos y asociaciones estaban dispuestos a defender sus
intereses propios aun a riesgo de la propia supervivencia del conjunto.
El
derecho de veto del rey era la última oportunidad de salvar la corona encontrando una
cierta utilidad dentro del nuevo sistema político que estaba naciendo. Por supuesto también era una oportunidad de mantener ciertos privilegios por parte de
algunos cercanos al rey, pues les mantenía en una cierta parcela de poder y privilegio dentro del nuevo esquema.
El episodio es muy
ilustrativo. No se trata tanto de una situación de toma de decisiones sino de
cómo se estructura el poder. Las decisiones quedan en manos de los ciudadanos
que tienen que debatir cada cuestión, aportando y deliberando sobre
alternativas de solución, o hay un órgano que toma las decisiones en
representación de todos. Y ni siquiera el debate en aquella asamblea era tal, sino de quién definitivamente se queda con el poder de decisión: la asamblea o
el rey. Aunque en esa asamblea del verano de 1789, como dijimos, la decisión ya
estaba tomada. Había ganado la soberanía la asamblea y el rey solo se limitaba
a sobrevivir encontrando un papel en el nuevo estado.
No es correcto situar el
origen del concepto izquierda derecha en este episodio de la revolución
francesa, pues como herramienta topográfica transciende ese momento y desde
siempre fue utilizado en todo tipo de grupos humanos para el conteo de
decisiones.
Otro ejemplo clásico de uso de la topografía izquierda derecha es el parlamento británico, donde los diputados del gobierno se
sientan a la derecha y los de la oposición, todos ellos, en la izquierda, sin
importar a qué partidos concretos pertenezcan unos y otros.
Un poco más de información:
https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9todo_de_Condorcet
https://es.wikipedia.org/wiki/Recuento_Borda
https://es.wikipedia.org/wiki/Voto_aprobatorio
https://www.ivoox.com/que-es-democracia-audios-mp3_rf_3352292_1.html
https://www.ivoox.com/quien-es-mejor-democracia-audios-mp3_rf_3393095_1.html