lunes, 25 de enero de 2021

LIBERTAD ¿QUÉ ES? Una teoría de la libertad


Una teoría de la libertad

La libertad es el poder que un sujeto tiene de tomar decisiones de acción y conseguir los resultados deseados.

 

La libertad tiene tres componentes: el poder o capacidad de hacer, la toma de decisiones entre varias alternativas, y el éxito o, lo que es lo mismo, que los resultados de la acción correspondan con el deseo esperado.

 

El poder o capacidad deviene de la existencia, y la potencia de lo que puede hacer con su cuerpo el sujeto (hardware), y con sus programas de comportamiento (software).

En el caso del ser humano el cuerpo material impone unas limitaciones: las personas pueden correr porque tienen piernas, pero no pueden alcanzar con ellas los 100 kilómetros por hora, por ejemplo, ni pueden volar, pues no disponen de alas, necesitan para hacerlo de la asistencia de otros objetos y tecnologías; ni con el cuerpo humano, otro ejemplo, se pueden atravesar paredes.

El cuerpo humano impone unas limitaciones a la persona. El poder o capacidad está limitado materialmente en primer lugar.

Además del cuerpo material, del hardware, necesita un protocolo de funcionamiento, el software. 

El ser humano tiene programas que le permiten funcionar mediante instintos y condicionamientos culturales, que no son más que ordenes, en un caso biológicas, y en el otro programas culturales recibidos de su grupo social, pero también programas de cómo hacer las cosas adquiridos, aprendidos o descubiertos por las personas a través de la propia investigación y práctica, de cómo actuar. 

Las posibilidades de funcionamiento de un sujeto derivan de la cantidad de programas que disponga, su no interferencia entre ellos, y la capacidad de adquirir nuevos programas.

El poder o capacidad, por tanto, deriva de un cuerpo material apropiado, y de adecuados y amplios programas de funcionamiento para cada acción. Es posible que lo que sea adecuado para una acción no sirva para otra.

El segundo elemento de la libertad es la elección entre posibilidades. Tiene que haber dentro del sujeto un momento de valoración de las distintas posibilidades de acción que puede realizar, –recordemos que no son infinitas, sino un número de posibilidades limitado–, y finalmente elegir entre ellas.

Sería el momento puro de libertad: el momento de la elección, aunque ya hemos visto que tiene múltiples determinantes y condicionantes. No es una libertad pura realmente, es limitada y condicionada.

Menos libertad aún supone cuando el sujeto ni siquiera puede elegir no elegir, sino se ve obligado a una elección, a riesgo de un perjuicio para él. No actuar podría suponer un daño. 

 

El tercer momento de la libertad es la consecución de los objetivos, el éxito de la acción. El sujeto hace algo para conseguir algo, pero el éxito de la acción no está asegurado en la mayoría de los casos, depende de otros factores externos al sujeto.

La acción estaba enfocada a un resultado, y si este no se produce invalida el intento: anula la libertad. 

Y más aún. Aun teniendo éxito en su acción, no está libre de la responsabilidad o culpabilidad que resulta de sus elecciones, y las consecuencias o aceptación de ellas por otros sujetos.

 

En resumen: la libertad absoluta no existe, tiene condicionantes materiales y de programas de funcionamiento corporal, tiene limitaciones de libertad en el momento puro de elección, y tiene limitaciones en cuanto al éxito de la acción libre. Finalmente también exige la responsabilidad ante los otros de nuestras acciones, y por tanto también dependemos de los demás.

Esa es la libertad y sus límites.  



sábado, 23 de enero de 2021

RAZÓN, ¿QUÉ ES? El ser humano no es racional. Una teoría de la razón

 


Una teoría de la razón.

La razón es la proporción de algo que hay en algo.

Es un concepto aritmético y geométrico, que estudia los conjuntos como proporciones o razones de elementos más pequeños o equivalencias.

Algo es igual cuando tiene las mismas medidas, en peso, área, volumen, tiempo, temperatura.

Hay que establecer un patrón, una medida, y entonces los objetos se pueden calibrar en razón o proporción al patrón de medición.

El razonamiento supuso un salto cuantitativo y cualitativo en el pensamiento humano, y en la tecnología, pues desde entonces se podía hacer equivalencias entre objetos.

Es fundamental para el conocimiento, y también para el comercio o las relaciones de intercambio.

El templo mesopotámico, almacén e industria, puede hacer recuento de existencias, y apuntes contables de entradas y salidas, gracias a los números, que aún no existían como tales sino como representación concreta de productos, y las proporciones: han entrado tantas unidades de este producto, o salidos tantos kilos, siclos, cubos. Los nombres que daban a cada patrón de medición.  

Los campesinos egipcios podían calcular el área de la tierra que cultivaban, después de perderla en la última crecida del Nilo, pues la geometría les permitía hacer un cálculo del área proporcional a la anterior. 

Es curiosa, o cuanto menos da que pensar, la coincidencia en el tiempo de períodos de gran desarrollo del conocimiento y bienestar humano, con la aparición del pensamiento racional, la aritmética, la contabilidad, la geometría y la moneda.

Aplicación del pensamiento racional es el intento de estudiar la materia desde componentes atómicos proporcionales, racionales. Lo complejo es la suma racional, proporcionada, de sus componentes.

Y aquí es donde aparecen las limitaciones del pensamiento racional. El todo es algo más que la suma de las partes. Incluso en física o mecánica.

Si el pensamiento racional empieza a tener problemas para explicar la realidad de los objetos materiales, los problemas empiezan a ser graves cuando se intenta aplicar la razón al comportamiento humano.

En principio parece de lógica. Para tomar una decisión sopesamos, –pesamos, es muy ilustrativa la palabra–, los pros y los contras, los ponemos en una balanza, para ver cual pesa más, y desde allí tomamos una decisión de comportamiento.

Eso sería la aplicación de la racionalidad al comportamiento humano.

Pero la realidad es otra. Es imposible hacer una valoración correcta y válida de los pros y contras de un comportamiento. No digo que algo no se pueda hacer. Desde luego que se puede. El pensamiento es capaz de dar valor a las cosas y a las acciones, pero no deforma objetiva, válido para todos, ni precisa.

El pensamiento es un sistema de abstracción de pros y contras. Pero ni mucho menos es preciso ni puede abarcar con precisión, como sí lo hace la aritmética y la geometría, las ventajas y desventajas.

Además nos enfrentamos a otro problema: ¿cómo establecemos un patrón, como el metro, kilo, litro o grado, para medir el bien o el mal, lo bueno o lo malo que provoca una acción o comportamiento? 

La evolución de la vida no funciona así. La vida simplemente es un despliegue, lo más amplio posible, de posibilidades de comportamiento en el medio. 

Solo aquellas que sobreviven son las más adecuadas para el momento y el ambiente. 

Es imposible hacer una predicción exacta de consecuencias, por lo menos para la vida, quizá el cerebro humano mediante el pensamiento tiene mejores resultados que el azar de la evolución. Pero la elección de los comportamientos adecuados se hace simplemente por supervivencia. Aquellos que han sobrevivido han sido los más adecuados en la resolución de los problemas medioambientales.

El ser humano actúa, tiene que tomar todo el tiempo decisiones, que tienen que ver con la supervivencia, y con otros logros abstractos como el placer, o un "deber proceder" derivado de una meta y asociado a ella. En cualquier caso no son racionales, en el sentido de tener patrones de peso y medida que le dicten lo que está “bien” (un bien entrecomillado) o lo que no conviene.

En resumen. El pensamiento racional tiene que ver con proporciones, números, geometría. No es válido para valorar gran parte de las decisiones que tienen que tomar los seres humanos, ni los grupos en los que las personas se organizan.

El pensamiento racional no es la solución a los problemas de organización del ser humano, pues el todo es algo más, y diferente, a la suma de las partes.  



viernes, 22 de enero de 2021

LA ÚNICA LIBERTAD (ABSOLUTA) ES EL SUICIDIO (citando a Séneca)


 

Y ni eso es verdad del todo, como veremos en tres ejemplos al final.

No somos libres.

No elegimos dónde nacer, ni cuando, ni cómo ser ni física ni mentalmente.

No podemos libremente conseguir saciar, ni siquiera conocer, todas nuestras necesidades y deseos.

Por mucha voluntad, sabiduría, paciencia, virtudes y estrategias que tengamos, nadie nos puede garantizar que podamos conseguir lo que podemos soñar.

Posiblemente es cierto que para conseguir alcanzar metas es bueno soñar con ellas antes, aunque también está el placer y la sorpresa de conseguir cosas que ni habíamos soñado, y nos agradan.

También parece cierto que para conseguir algo hay que creer que lo podemos alcanzar. Si no jugáramos nuestra partida de parchís como si pudiéramos ganar, no sé si tendríamos si quiera ganas de jugar. Creer que se puede lograr, y poner toda la carne en el asador, suele ayudar a alcanzar un propósito.

En relación a los residuos de libertad: nos queda cierta capacidad de elección. Podemos decidir si vamos al norte, al sur, al este o al oeste. Pero no siempre podemos elegir dónde queremos viajar. Podría desear ir a Japón, a Canadá, a Sudáfrica, a Australia. Pero el deseo no es suficiente. Muchos condicionantes influyen en que, finalmente, pueda cumplir ese deseo.

Nuestra capacidad de elección no es entre posibilidades infinitas sino siempre limitadas, lo que acota necesariamente nuestra libertad.

A veces incluso es peor: estamos obligados, condenados a elegir, cuando no querríamos, o nos resulta incómodo y difícil hacerlo. No todo en la libertad es alegre y dichoso. La mayoría de las veces elegimos una y perdemos millones de otras posibilidades.

Pero si la libertad es muy limitada, hay una libertad que parece mayor que cualquier otra. La mayor de nuestras libertades. El mayor ejercicio libertario.

El suicidio.

 

Podemos decir que hasta aquí. Que ya no sigo. Que se acabó. Y eso sí está en nuestra mano. En cualquier momento y en cualquier lugar.

La mayor libertad, la única que se parece a una libertad absoluta, sin limitaciones, es el suicidio.

 

Y ahora viene el final, que también desmiente un poco esto.

 

No, no es verdad que el ejercicio del suicidio sea libre. No siempre podemos ejercerlo en libertad, y voy a poner tres ejemplos que lo ilustran.

 

Uno es el caso de los que no tienen capacidades físicas de moverse y provocar una acción que pueda suponer su muerte. Podrían desear morir pero no pueden hacerlo. Tendrían que apoyarse en otros para ayudarse a suicidarse, dependen de otros, dependen de la voluntad de otros. No son libres.

 

El segundo caso es una vieja historia. Cuenta la leyenda, y al parecer también la historia, que Mitrídates VI, rey del Ponto, en su lucha contra la Roma todavía republicana, aprendió que se debía inmunizar contra una de las armas preferidas por sus contrincantes, el veneno, y lo hacía tomando diariamente pequeñas cantidades de todos los venenos conocidos y usados en su época.

Así llegó a alcanzar cierta protección. Pero también era usual entre los poderosos guerreros llevar consigo una cápsula de un veneno propio y potente, que en caso de ser capturado, le proporcionara una muerte digna y pacífica.

Cuándo así finalmente ocurrió, Mitrídates, capturado y a punto de ser torturado, echó mano de su seguro mortal, para darse cuenta que… ¡horror!, no funcionaba. Se había vuelto inmune también a su veneno. Finalmente tuvo que recurrir a la ayuda de uno de sus escoltas para poder suicidarse.

 

No es tan fácil morir tampoco, aunque quieras.

 

Y finalmente, y quizá lo más horrible, uno puede decidir suicidarse, pero no puede evitar las consecuencias que tendrá su muerte en los seres que le rodean: los hijos, la pareja, los padres, los amigos.

 

Quizá eres libre para morir, pero no eres libre para evitar las consecuencias de tu muerte en otros.  



jueves, 21 de enero de 2021

LA JUSTICIA (SOCIAL) NO EXISTE. Una teoría de la justicia



Una teoría de la justicia

Lo justo, lo equivalente, es un término geométrico y aritmético, que no se puede aplicar con propiedad en el campo social.

Solo los individuos de manera subjetiva pueden apreciar si una transacción entre ellos la consideran justa o no, pero no se pueden establecer criterios objetivos para valorar desde fuera, si un intercambio es justo en valor, ni la sociedad, como conjunto, puede ser objetivamente justa con sus elementos.

La idea de justicia deviene en primer lugar de un sustrato psicológico: se trata de un sentimiento de que un sujeto debe algo a otro. Con seguridad si profundizamos encontraremos algún sustrato biológico evolutivo que sea el precedente del psicológico. Las comunidades de seres vivos necesitan un mecanismo de vinculación. Pero no voy a explorar este hilo en este momento, sino solamente señalarlo.

Un sujeto da un bien o un servicio a otro, y se crea en el que lo recibe la sensación de que lo recibido debe ser compensado.

Se trata de un sentimiento de deuda; lo que establece un vínculo entre ellos que no será liberado hasta que esa deuda sea pagada o condonada.  

El sujeto que dio en primer lugar tiene un derecho contra alguien y por algo, ya sea un bien material o un servicio. La justicia es siempre contra alguien y por algo.

La apreciación valorativa de esa deuda la hacen los dos agentes: el deudor y el acreedor. Solo ellos pueden determinar si se ha pagado la deuda y ambos quedan liberados de su vínculo.

Se trata claramente de un hecho subjetivo, que incumbe solo a los dos sujetos el valorarlo y resolverlo.

Cuando la relación o el intercambio es entre un sujeto objetivo, por ejemplo un ser humano, y un sujeto abstracto como es la sociedad, ya no es válido este esquema.

La sociedad no tiene un cuerpo definido ni un cerebro autónomo capaz de dictaminar cuando una deuda, por su parte, se considera subjetivamente pagada respecto a un individuo. No siente, no tiene poder de decisión y para resolver una deuda son ambas cosas necesarias.

Cuando dos personas intercambian bienes y servicios ellas determinan cual es el valor justo de la transacción. No hay un valor justo de referencia, solo la apreciación valorativa y subjetiva de ambos. La justicia se da dentro de esa relación y por acuerdo de ambas partes.

Si una de ellas no está satisfecha seguirá reclamando, –molestando– a la otra hasta que escuche y atienda su reclamo, y ambas dictaminen que la deuda ha sido pagada, el derecho de uno sobre el otro extinguido, y las justicia o la desaparición del vínculo, y su libertad mutua, establecida.

Cuando se trata de una relación entre un sujeto humano y un sujeto abstracto como es un grupo o una sociedad, la sociedad no tiene posibilidad de sentir ni actuar como si fuera un ser con sentimientos reales, que le permita apreciara el valor de la transacción y además tomar decisiones.

Cuando en el desarrollo de la civilización aparecen los medios de medir objetos, el peso, el tamaño, la aritmética y la geometría, surge un modo de racionalizar o medir algunas de las transacciones que se dan entre los sujetos humanos y los grupos.

Este trozo de tierra, que ahora podemos medir mediante números y geometrías, equivale a aquel que me pertenecía antes de que el río se llevara mis tierras o tuviéramos que desplazarnos. El peso del metal que tenía equivale a otro metal de igual peso que ahora se me devuelve. Es la razón de peso y tamaño, lo justo equivalente, que puede servir de criterio para restablece un derecho de posesión.

Posiblemente la racionalidad como proporción, nace con la tecnología de los números, las medidas y los pesos, lo que puede aportar cierta objetividad en los intercambios de objetos materiales, pero es de difícil aplicación cuando se trata de servicios. El tiempo que paso acompañándote en alguna tarea, es muy difícilmente proporcionable a otro tiempo distinto, en otra situación.

Por esa razón es imposible dar a nadie lo que se merece, o lo que necesita, o nadie puede dar justamente lo que otros o la sociedad tiene derecho.

Es imposible crear una sociedad justa. La justicia social es un ideal inalcanzable.

Solo los individuos crean vínculos entre ellos, que ellos mismos deciden, de común acuerdo, liberar.

Los individuos y los grupos o sociedades pueden intercambiar cosas, bienes y servicios, pero simplemente con criterios de abundancia y escasez: solo se podrá dar lo que se tenga y no con criterios de justicia.

El problema real es quién decide qué se da, y esa decisión no puede establecerse con justicia objetiva.

El criterio de equidad tampoco resulta muy válido: la sociedad no puede dar a los individuos lo mismo a cada uno, pues ellos no son iguales entre sí. 

Tampoco el mercado de intercambio de bienes y servicios establece un valor “justo” para los intercambios. El valor está condicionado por parámetros como la abundancia o escasez del producto o servicio, las circunstancias del medio, los deseos y necesidades de los que acuden al mercado y la capacidad de imposición de valor de los productores, así como los valores, disponibilidad y precio de las materias primas. Y no estoy confundiendo el valor y el precio pues también el valor de un producto está condicionado por todo eso, y no solo su precio. 

La construcción de la sociedad requiere de otros parámetros. Es necesario la renuncia al idealismo de la justicia social, o por lo menos diferenciarla claramente de los criterios que utilizamos en nuestras relaciones entre personas.



 

miércoles, 20 de enero de 2021

LOS VALORES (UNIVERSALES) NO EXISTEN. Una teoría del valor



Una teoría del valor.

Valor es la fuerza o capacidad para conseguir algo.


Una persona puede tener valor si tiene fuerza de alcanzar una meta, un objeto tiene valor si es de utilidad para conseguir un efecto deseado, una acción tiene valor si sirve para obtener un resultado que se busca, y una idea tiene valor si ayuda para llegar a un fin.
 

Los valores son personas, objetos, ideas o acciones que tienen la fuerza de conseguir resultados. Las cosas tienen valor, valen para algo, si sirven para alcanzar alguna meta.



Ninguna persona vale para todo, ni ningún objeto, ni ninguna idea ni acción son válidas en todos los casos y situaciones.

El valor no es universal, no existen patrones a modo de referencia, que nos den una medida válida para todos y en toda situación.

La misma persona, objeto, idea o acción en un contexto diferente y ponderada por otro sujeto, tiene valores diferentes, esto es: fuerzas y capacidades diferentes.

No es posible establecer un patrón de valor igual para todos.

Un vaso de agua no tiene el mismo valor para una persona al lado de un pozo que en un desierto. Una ropa de abrigo no tiene el mismo valor en un sitio frío que en uno tropical.

 

Los valores están influidos por la abundancia o la escasez.

Donde la libertad de elección es muy amplia, quizá el valor de la seguridad que da lo previsible, es mayor que cuando las rutinas se repiten y se echa de menos lo nuevo y lo inesperado.

No tiene el mismo valor un gramo de oro, o una naranja, o un lapicero, cuando se tienen miles de kilos o unidades, que cuando no se tiene ninguno.

No es lo mismo la compañía de una persona en un lugar rodeado de gente, que cuando llevas meses sin hablar con otro ser humano.

 

Todos los valores están influidos en su percepción y medición por situaciones personales y medioambientales.

El mismo objeto, idea o acción no tiene el mismo valor para dos sujetos diferentes. Y para el mismo sujeto los mismos objetos, ideas o acciones no tienen el mismo valor si variamos la situación medioambiental en la que se encuentra.

 

Ningún valor es universal.

 

Esta reflexión puede parecer un ejercicio de abstracción poco útil, pero tiene una gran importancia a la hora de intentar justificar una teoría de la sociedad, una teoría del intercambio, argumentar una posible, o no, teoría de la justicia, una teoría del derecho, o una teoría del dinero, con un aplicación más práctica en la vida de las personas.

Sin tener en cuenta la relatividad de los valores todas esas teorías estarán distorsionadas.

 

Además es necesario reflexionar un poco sobre lo que acabo de decir. Su aceptación implica muchas cosas. Entre otras dar un paso más en la superación de una visión religiosa de la vida, que dividía la realidad en buenos y malos, en valores buenos y valores malos. Si los valores son relativos entonces ya no existe tal división.



Un poco más. Si esta visión de los valores relativos es cierta, hay que revisar los cimientos del edificio de la civilización indoeuropea en su conjunto. Hay que revisar la aportación de Kant, hay que revisar la ilustración y los “valores” (entrecomillados) de la revolución francesa, en la base de la organización política de los estados modernos.

Ya no tiene sentido hablar de “libertad, igualdad, fraternidad”, como unos supuestos valores máximos que hay que perseguir, sino se trata de un problema de gestión de valores, donde todo es válido, la paz, la violencia, la igualdad, la diversidad, la fraternidad, el egoísmo, la libertad y la seguridad, la innovación y la conservación.



Es mucho más complejo pues no hay escala de valores sino gestión de los mismos, límites, situaciones donde se encuentra conveniente la preponderancia de unos u otros, y según para quien sea el sujeto.

También supone la superación de la lucha de clases. No hay valores que compitan entre sí, excluyéndose unos a los otros. Hay sujetos, hay situaciones y hay gestión donde unos y otros cooperan, encuentran su sitio, se necesitan y complementan. Pero no tratan de acabar con el contrario ni excluirlo.

 

La aceptación de esta visión relativista de los valores tiene que implicar cambios profundos en el pensamiento y la organización de nuestros sistemas sociales y de pensamiento analítico de la realidad.


 

jueves, 14 de enero de 2021

¿QUÉ ES EL MACHISMO?

 




¿QUÉ ES EL MACHISMO?

¿Y el feminismo? ¿y la caballerosidad? ¿Qué es el hombrismo si es que eso existe? ¿O qué es el hembrismo si es que eso existe?

 

¿Es una asociación o algo?

 

¿Tiene estatutos, asamblea, órganos administrativos, normas de funcionamiento y comportamiento de cómo ser un buen machista/feminista/hembrista/caballero/…hombrista?

 

¿Te tiran de la asociación si no cumples las normas y dejas entonces de ser machista/feminista/hembrista/caballero/

…hombrista?

 

¿Alguien me puede pasar los estatutos?

 

¿Hay que pagar cuotas?

 

¿Se puede ser machista/feminista/hembrista/caballero/ …hombrista por libre?