lunes, 23 de noviembre de 2020

NO TENEMOS DERECHO A NADA

 


NO TENEMOS DERECHO A NADA

En la naturaleza no existen “derechos”, pero sí deberes.

Debemos hacer ciertas cosas para sobrevivir. Es imperativo. Estamos obligados a ello, queramos o no.

Los derechos tienen que ver con que somos seres sociales, que nacemos en un grupo social.

El primer grupo social es la familia, en principio compuesta por una madre y su bebé. Luego y mediante diversas formas de relación se incorporan otras mujeres e incluso hombres, formando entramados de individuos cada vez más complejos, y con estructuras diversas.

Eso es el germen de lo que posteriormente se conocerá como Estado.

El Estado es un grupo de individuos que se dotan de una serie de normas o costumbres de funcionamiento, –la ley–, en torno a unas instituciones cada vez más complejas, y con unos métodos de gobierno, esto es: mecanismos para tomar decisiones de grupo.

Intencionalmente no he incluido en la descripción del Estado el dominio sobre un territorio.

Si bien un grupo humano necesita asentarse en un territorio para poder vivir, no necesariamente tiene porqué apropiárselo de manera exclusiva para el grupo, y puede compartirlo con otros grupos sociales.

 

Por lo tanto no podemos hablar de nada que se pueda llamar derechos humanos o derechos naturales. Estos no existen si no es en el entorno de un Estado.

Sin Estado no hay derechos.

 

Los derechos en realidad son concesiones que un grupo se puede permitir por dos motivos: extrae o se apropia de la tierra cosas que luego reparte y establece como derechos para los componentes de su grupo e incluso para otros, o dispone de tecnologías que le permiten crear bienes y servicios nuevos que luego pueden de nuevo concederse como derechos.

 

A esas tecnologías que permiten en primer lugar sobrevivir y en segundo lugar crear bienes y servicios nuevos se le llaman culturas.

Más concretamente la cultura es el conjunto de costumbres, leyes y tecnologías que permiten estructurar una comunidad y dotarla de conocimientos y técnicas de creación de bienes y servicios.

 

Cuanto más productiva sea una cultura y más eficiente en la movilización de sus recursos, humanos y de todo tipo, más posibilidades tendrá de conceder esos derechos.

 

Sin obligaciones no hay derechos.

 

Sin Estado no existen los derechos.

 

En la naturaleza no existen derechos.

 

Los derechos naturales no existen, así como tampoco los derechos humanos más que como creación como concesión de un Estado concreto, y dependiente de su capacidad de crear una estructura social y productiva que los permita satisfacer.






 

 

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