La democracia no define a una forma concreta de estado.
Hay múltiples estados que se les denomina democracias y tienen importantes diferencias.
Democracia se le llamaba a algunas ciudades estado de la Grecia clásica de Solón o a la de Pericles, y ambas no fueron iguales. También se llamó democracia a la Unión Soviética, a la República Democrática Alemana, y se llaman democracias a países actuales tan diferentes como los Estados Unidos de América del Norte, Australia, Canadá, Sudáfrica o Suiza, con instituciones, formas de organización y leyes bien diferentes.
Creo que en primer lugar es necesario tener una teoría de qué es un Estado.
Voy a proponer una teoría de Estado:
Un estado es un sistema de organización formado por ciudadanos ligados a un territorio, unas instituciones encargadas de la administración del sistema, unas leyes que regulan ciertas relaciones y comportamientos, y unas culturas entendidas como conjunto de saberes, tecnologías y métodos de resolver problemas diversos y tomar decisiones.
Esa definición sería válida para cualquier comunidad, asociación o grupo humano. Para convertirse en un estado político o país, es necesario también un elemento relacional con otros estados: para que exista un estado se necesita, además de sus cinco elementos constitutivos, la aceptación y el reconocimiento por parte de otros estados existentes.
La democracia no es un sistema concreto de estado, lo que quiere decir que el concepto de democracia no define con claridad quién puede ser ciudadano, qué instituciones de administración comprende como estado uno que se considere democrático, y como se reparten el poder, y las competencias, entre las instituciones, ni aclara cuáles pueden ser las leyes, y las materias que regulan, para ser considerado un estado concreto como democrático.
Los estados antes nombrados considerados democráticos no tienen las mismas instituciones, no definen igual lo que es un ciudadano, ni las leyes son las mismas en todos ellos.
La palabra democracia, como una forma de estado, está vacía de contenido descriptivo y concreto que la diferencie de otras formas de estado.
Actualmente democracia se utiliza más como un insulto. Llamar a alguien antidemócrata es como sinónimo de mala persona, sin que ser demócrata signifique algo muy claro ni definido.
Por esta razón voy a utilizar la palabra democracia no como una forma de estado sino como un concepto tecnológico.
Una tecnología es una herramienta y un procedimiento de uso de la herramienta.
La democracia es una tecnología, una forma de tomar decisiones mediante votación, de acuerdo a un procedimiento, que la pueden utilizar grupos de individuos para elegir entre varias alternativas.
Eso implica que existen otras formas de tomar decisiones, y para diferenciarlas las tenemos que definir con cierta precisión.
Las decisiones dentro de un grupo pueden ser tomadas por un solo sujeto, por varios sujetos, se pueden tomar decisiones por sorteo entre las alternativas presentes de solución, se pueden utilizar normas, costumbres, o lineamientos que ordenen cómo hacer, y se puede utilizar la votación para elegir entre las alternativas propuestas de actuación.
Así defino democracia como un sistema de toma de decisiones dentro de un grupo mediante votación de los individuos que lo componen, entre las diferentes alternativas presentadas, y después de un periodo de información y debate sobre ellas.
De esta modo no se puede hablar de que exista un estado democrático sino de una comparativa, dónde se puede conocer si un país o grupo es más o menos democrático que otro, en función de sus parámetros tecnológicos, esto es, un grupo o estado será más democrático si más ciudadanos pueden participar en la toma de decisiones de manera directa, y menos democrático si menos ciudadanos votan o si delegan su capacidad de decidir en representantes que finalmente deciden en su nombre.
De la misma manera tecnológica un estado o grupo será más democrático si toma más decisiones por votación de los ciudadanos, y también será más democrático si la información y el debate sobre las alternativas es más rico y permite un estudio más profundo de las ventajas, inconvenientes y consecuencias de cada alternativa.
El que un país o grupo sea más o menos democrático tampoco lo califica como mejor o peor. La democracia no asegura tomar buenas decisiones, solo que se hacen con la participación, mayor o menor, de los ciudadanos, en mayor o menor cantidad de decisiones, o con mayor o menor información y debate sobre las alternativas de solución.
Igualmente resulta contraproducente que todas las decisiones se tomen democráticamente, por ejemplo, parece muy poco conveniente que los individuos no puedan elegir su equipo de fútbol, el tipo de alimentos que quieran consumir, dónde residir, cómo vestirse, y todo eso se decidiera por votación democrática de todo el grupo. Cuanto más materias se decidan en grupo, menor puede ser la libertad de elección individual. La democracia puede ir en contra de la libertad.
La democracia en ningún
caso es sinónimo de eficiencia, ni de que sea la mejor forma de tomar
decisiones en todos los casos.
En resumen: la democracia no es una forma de estado, no describe ningún tipo de estado, y ante la indefinición del término como tipo de estado, que solo sirve para mantener y aumentar la crispación política, propongo su uso como un término tecnológico, que nos permite comparar países y grupos concretos, y analizar si un país específico tiene una forma de estado más o menos democrática, como he explicado.
El valorar a un estado como democrático no nos permite conocer la eficiencia y la eficacia administrativa de recursos, económicos y humanos, que alcanza cada país y grupo, pues tenemos que tener en cuenta otros parámetros, más allá de los procedimientos de la toma de decisiones.
El estudiar la democracia como una tecnología nos permite evaluar cuándo es conveniente su utilización, cuando son más eficientes otras formas de tomar decisiones, qué problemas plantea el uso de la toma de decisiones democráticamente, y sus límites.
Además definirla de manera precisa y sacarla de la batalla política, posiblemente contribuya a evitar el enfrentamiento y la descalificación, polarizada en bloques, del debate de cómo organizar la sociedad, y afrontarlo de una manera mucho más científica y práctica.