CÓMO
SER LIBRE
Libertad es la capacidad de ser, hacer lo que quieras y poseer lo que necesitas y deseas.
No se puede ser libre pues
uno no puede ser lo que quiera. No elegimos dónde nacemos, ni cómo somos al
nacer, ni dónde, ni de qué padres.
Admitida esa limitación
entonces se trataría de cómo obtener la mayor libertad que sea posible
alcanzar.
Hay dos caminos para ser lo
más libre posible: un camino es no necesitar nada y el otro camino es
controlarlo todo.
Si no necesitas nada, ni
deseas nada, entonces eres bastante libre, o por lo menos has alcanzado más
libertad que si dependes de satisfacer tus necesidades y deseos.
Es el camino que algunas
religiones, a lo largo de la historia, han sugerido para acabar con el
sufrimiento. Si no deseas nada no sufres, si no necesitas nada no sufres, si no
sufres entonces eres libre.
El otro camino para alcanzar
la mayor libertad posible es el control. Tener el control es tener el poder.
Tener poder significa capacidad de obtener lo que quieras, ya sea para ser como
quieras ser, ya sea para satisfacer tus necesidades o para cumplir tus deseos.
Lo que necesitas o quieres
está en tres lugares: en las cosas del mundo, dentro de ti y en los demás.
Necesitas controlar los
bienes del mundo, necesitas controlarte a ti mismo y necesitas tener control
sobre los demás: que hagan exactamente lo que tú quieres que hagan.
Cuanto más control tengas
sobre esas tres cosas más libre serás tú. El control sobre los otros te da
libertad.
En resumen: hay dos formas
de obtener más libertad, no necesitar nada ni a nadie, o controlar todo y a
todos.
Parece desolador: para ser libre, para ser un poco más libre, tengo que renunciar al mundo o controlarlo.
En este punto del vídeo te recomiendo que pares y analices todo lo que has escuchado, desde tu inteligencia, desde tu comprensión del mundo. Quizá haya hecho yo un análisis equivocado. Tienes que ser crítico con lo que has oído, todo lo más crítico que seas capaz, despiadado.
Date un tiempo, para la
imagen si lo necesitas, y una vez hayas hecho eso, si decides seguir escuchando
este vídeo, te adelanto lo que viene después.
En esta segunda parte doy mi
punto de vista de cómo salir de esa situación de bloqueo que produce el buscar
la libertad. Cómo poder tener relaciones con otros, como construir una
sociedad. Y reitero. Es mi punto de vista, mi propuesta, es una opinión. Tienen
que haber otras, pero no está en mi mano ofrecerlas. Aporto algo, y espero que
otros aporten lo suyo. Deseo escucharte a ti.
Segunda parte
¿Cómo se puede superar la
soledad, o la manipulación y la necesidad de control a la que nos lleva la
búsqueda de la libertad?
Mi propuesta es la
siguiente: el amor.
El amor es valorar más al
otro, lo que el otro es y nos da, que a nosotros mismos y lo que tenemos. Eso
es amar a alguien.
Si somos alguien y tenemos
algo pero damos más valor al otro y lo que el otro tiene, entonces lo amamos. Tiene
más valor para nosotros él y lo que él tiene que lo que somos y tenemos
nosotros.
¿Qué consecuencias tiene
eso? Si tenemos la suerte de encontrar a alguien que nos ame o ame lo que
podemos darle entonces… podemos intercambiar.
Si yo le doy algo a alguien
que tiene más valor para él que para mí y viceversa, el mundo cada vez se llena
de cosas más valiosas, es más rico. En el intercambio aumentamos el valor de
las cosas, la riqueza. El amor y el intercambio aumentan la riqueza que hay en
el mundo.
Pero…
…no puedo estar pensando
todo el tiempo en el otro. También tengo que pensar en mí, en construirme a mí
como algo valioso que alguien desee. Si no soy nada, si no tengo nada, no tengo
nada que ofrecer ni que ser amado por otros.
Es la Symploké, la discontinuidad en la relación con el otro, de la escuela del
materialismo filosófico de Gustavo Bueno. Tengo relación con los otros, estoy
conectado, vinculado con el otro, pero no todo el tiempo. Me construyo a mí,
soy, tengo y en base a eso, y solo con eso, puedo dar y recibir.
Quiero solo lo que tiene
valor para mí, y doy solo lo que tiene valor para el otro.
Mediante este movimiento de
amor se puede construir una sociedad. No mediante el intercambio directo, el
trueque, si no mediante el diferido, mediante la deuda.
Yo te doy y tú tienes la
sensación de que tienes que compensar lo recibido, y no es necesario que me lo
pagues ahora, me lo puedes dar a lo largo del tiempo, y de esta manera estamos
ambos vinculados. Así nace la sociedad, mediante la renuncia a la libertad, a
parte de nuestra libertad.
El amor, el deseo del otro y
de lo que tiene el otro, aumenta la riqueza, y con el intercambio diferido en
el tiempo, y con el mecanismo emocional de la deuda, se construye la sociedad.
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