miércoles, 23 de diciembre de 2020

LA DEMOCRACIA NO EXISTE como forma de estado

 


La democracia no define a una forma concreta de estado

Hay múltiples estados que se les denomina democracias y tienen importantes diferencias. 

Democracia se le llamaba a algunas ciudades estado de la Grecia clásica de Solón o a la de Pericles, y ambas no fueron iguales. También se llamó democracia a la Unión Soviética, a la República Democrática Alemana, y se llaman democracias a países actuales tan diferentes como los Estados Unidos de América del Norte, Australia, Canadá, Sudáfrica o Suiza, con instituciones,  formas de organización y leyes bien diferentes. 

Creo que en primer lugar es necesario tener una teoría de qué es un Estado. 

Voy a proponer una teoría de Estado:

Un estado es un sistema de organización formado por ciudadanos ligados a un territorio, unas instituciones encargadas de la administración del sistema, unas leyes que regulan ciertas relaciones y comportamientos, y unas culturas entendidas como conjunto de saberes, tecnologías y métodos de resolver problemas diversos y tomar decisiones. 

Esa definición sería válida para cualquier comunidad, asociación o grupo humano. Para convertirse en un estado político o país, es necesario también un elemento relacional con otros estados: para que exista un estado se necesita, además de sus cinco elementos constitutivos, la aceptación y el reconocimiento por parte de otros estados existentes. 



La democracia no es un sistema concreto de estado, lo que quiere decir que el concepto de democracia no define con claridad quién puede ser ciudadano, qué instituciones de administración comprende como estado uno que se considere democrático, y como se reparten el poder, y las competencias, entre las instituciones, ni aclara cuáles pueden ser las leyes, y las materias que regulan, para ser considerado un estado concreto como democrático.

Los estados antes nombrados considerados democráticos no tienen las mismas instituciones, no definen igual lo que es un ciudadano, ni las leyes son las mismas en todos ellos.


La palabra democracia, como una forma de estado, está vacía de contenido descriptivo y concreto que la diferencie de otras formas de estado. 

Actualmente democracia se utiliza más como un insulto. Llamar a alguien antidemócrata es como sinónimo de mala persona, sin que ser demócrata signifique algo muy claro ni definido. 


Por esta razón voy a utilizar la palabra democracia no como una forma de estado sino como un concepto tecnológico.

Una tecnología es una herramienta y un procedimiento de uso de la herramienta. 

La democracia es una tecnología, una forma de tomar decisiones mediante votación, de acuerdo a un procedimiento, que la pueden utilizar grupos de individuos para elegir entre varias alternativas. 

Eso implica que existen otras formas de tomar decisiones, y para diferenciarlas las tenemos que definir con cierta precisión. 


Las decisiones dentro de un grupo pueden ser tomadas por un solo sujeto, por varios sujetos, se pueden tomar decisiones por sorteo entre las alternativas presentes de solución, se pueden utilizar normas, costumbres, o lineamientos que ordenen cómo hacer, y se puede utilizar la votación para elegir entre las alternativas propuestas de actuación. 

Así defino democracia como un sistema de toma de decisiones dentro de un grupo mediante votación de los individuos que lo componen, entre las diferentes alternativas presentadas, y después de un periodo de información y debate sobre ellas.



 

De esta modo no se puede hablar de que exista un estado democrático sino de una comparativa, dónde se puede conocer si un país o grupo es más o menos democrático que otro, en función de sus parámetros tecnológicos, esto es, un grupo o estado será más democrático si más ciudadanos pueden participar en la toma de decisiones de manera directa, y menos democrático si menos ciudadanos votan o si delegan su capacidad de decidir en representantes que finalmente deciden en su nombre. 

De la misma manera tecnológica un estado o grupo será más democrático si toma más decisiones por votación de los ciudadanos, y también será más democrático si la información y el debate sobre las alternativas es más rico y permite un estudio más profundo de las ventajas, inconvenientes y consecuencias de cada alternativa.



El que un país o grupo sea más o menos democrático tampoco lo califica como mejor o peor. La democracia no asegura tomar buenas decisiones, solo que se hacen con la participación, mayor o menor, de los ciudadanos, en mayor o menor cantidad de decisiones, o con mayor o menor información y debate sobre las alternativas de solución.

Igualmente resulta contraproducente que todas las decisiones se tomen democráticamente, por ejemplo, parece muy poco conveniente que los individuos no puedan elegir su equipo de fútbol, el tipo de alimentos que quieran consumir, dónde residir, cómo vestirse, y todo eso se decidiera por votación democrática de todo el grupo. Cuanto más materias se decidan en grupo, menor puede ser la libertad de elección individual. La democracia puede ir en contra de la libertad. 


La democracia en ningún caso es sinónimo de eficiencia, ni de que sea la mejor forma de tomar decisiones en todos los casos.

 

En resumen: la democracia no es una forma de estado, no describe ningún tipo de estado, y ante la indefinición del término como tipo de estado, que solo sirve para mantener y aumentar la crispación política, propongo su uso como un término tecnológico, que nos permite comparar países y grupos concretos, y analizar si un país específico tiene una forma de estado más o menos democrática, como he explicado.

El valorar a un estado como democrático no nos permite conocer la eficiencia y la eficacia administrativa de recursos, económicos y humanos, que alcanza cada país y grupo, pues tenemos que tener en cuenta otros parámetros, más allá de los procedimientos de la toma de decisiones. 

El estudiar la democracia como una tecnología nos permite evaluar cuándo es conveniente su utilización, cuando son más eficientes otras formas de tomar decisiones, qué problemas plantea el uso de la toma de decisiones democráticamente, y sus límites. 

Además definirla de manera precisa y sacarla de la batalla política, posiblemente contribuya a evitar el enfrentamiento y la descalificación, polarizada en bloques, del debate de cómo organizar la sociedad, y afrontarlo de una manera mucho más científica y práctica. 



https://youtu.be/GdFyerGsQNw




CONVIVENCIA

 


CONVIVENCIA

 “Sabido es que el que nos conoce nos limita, 

el que nos comprende nos domina, 

el que nos define nos mata”.

 

No busco ser comprendido ni comprenderte. 

Me atrae el misterio. 

Me conforma sobrevivir. 

Me sobra con no tener el deseo de marcharme. 

Me es suficiente con que no te vayas.  




domingo, 20 de diciembre de 2020

CÓMO SER LIBRE

 


CÓMO SER LIBRE

Libertad es la capacidad de ser, hacer lo que quieras y poseer lo que necesitas y deseas.

No se puede ser libre pues uno no puede ser lo que quiera. No elegimos dónde nacemos, ni cómo somos al nacer, ni dónde, ni de qué padres.

Admitida esa limitación entonces se trataría de cómo obtener la mayor libertad que sea posible alcanzar.

Hay dos caminos para ser lo más libre posible: un camino es no necesitar nada y el otro camino es controlarlo todo.

Si no necesitas nada, ni deseas nada, entonces eres bastante libre, o por lo menos has alcanzado más libertad que si dependes de satisfacer tus necesidades y deseos.

Es el camino que algunas religiones, a lo largo de la historia, han sugerido para acabar con el sufrimiento. Si no deseas nada no sufres, si no necesitas nada no sufres, si no sufres entonces eres libre.

El otro camino para alcanzar la mayor libertad posible es el control. Tener el control es tener el poder. Tener poder significa capacidad de obtener lo que quieras, ya sea para ser como quieras ser, ya sea para satisfacer tus necesidades o para cumplir tus deseos.

Lo que necesitas o quieres está en tres lugares: en las cosas del mundo, dentro de ti y en los demás.

Necesitas controlar los bienes del mundo, necesitas controlarte a ti mismo y necesitas tener control sobre los demás: que hagan exactamente lo que tú quieres que hagan.

Cuanto más control tengas sobre esas tres cosas más libre serás tú. El control sobre los otros te da libertad.

 

En resumen: hay dos formas de obtener más libertad, no necesitar nada ni a nadie, o controlar todo y a todos.

Parece desolador: para ser libre, para ser un poco más libre, tengo que renunciar al mundo o controlarlo.

En este punto del vídeo te recomiendo que pares y analices todo lo que has escuchado, desde tu inteligencia, desde tu comprensión del mundo. Quizá haya hecho yo un análisis equivocado. Tienes que ser crítico con lo que has oído, todo lo más crítico que seas capaz, despiadado.

Date un tiempo, para la imagen si lo necesitas, y una vez hayas hecho eso, si decides seguir escuchando este vídeo, te adelanto lo que viene después.

En esta segunda parte doy mi punto de vista de cómo salir de esa situación de bloqueo que produce el buscar la libertad. Cómo poder tener relaciones con otros, como construir una sociedad. Y reitero. Es mi punto de vista, mi propuesta, es una opinión. Tienen que haber otras, pero no está en mi mano ofrecerlas. Aporto algo, y espero que otros aporten lo suyo. Deseo escucharte a ti.



Segunda parte

¿Cómo se puede superar la soledad, o la manipulación y la necesidad de control a la que nos lleva la búsqueda de la libertad?

Mi propuesta es la siguiente: el amor.

El amor es valorar más al otro, lo que el otro es y nos da, que a nosotros mismos y lo que tenemos. Eso es amar a alguien.

Si somos alguien y tenemos algo pero damos más valor al otro y lo que el otro tiene, entonces lo amamos. Tiene más valor para nosotros él y lo que él tiene que lo que somos y tenemos nosotros.

¿Qué consecuencias tiene eso? Si tenemos la suerte de encontrar a alguien que nos ame o ame lo que podemos darle entonces… podemos intercambiar.

Si yo le doy algo a alguien que tiene más valor para él que para mí y viceversa, el mundo cada vez se llena de cosas más valiosas, es más rico. En el intercambio aumentamos el valor de las cosas, la riqueza. El amor y el intercambio aumentan la riqueza que hay en el mundo.

Pero…

…no puedo estar pensando todo el tiempo en el otro. También tengo que pensar en mí, en construirme a mí como algo valioso que alguien desee. Si no soy nada, si no tengo nada, no tengo nada que ofrecer ni que ser amado por otros.

Es la Symploké, la discontinuidad en la relación con el otro, de la escuela del materialismo filosófico de Gustavo Bueno. Tengo relación con los otros, estoy conectado, vinculado con el otro, pero no todo el tiempo. Me construyo a mí, soy, tengo y en base a eso, y solo con eso, puedo dar y recibir.

Quiero solo lo que tiene valor para mí, y doy solo lo que tiene valor para el otro.

Mediante este movimiento de amor se puede construir una sociedad. No mediante el intercambio directo, el trueque, si no mediante el diferido, mediante la deuda.

Yo te doy y tú tienes la sensación de que tienes que compensar lo recibido, y no es necesario que me lo pagues ahora, me lo puedes dar a lo largo del tiempo, y de esta manera estamos ambos vinculados. Así nace la sociedad, mediante la renuncia a la libertad, a parte de nuestra libertad.

El amor, el deseo del otro y de lo que tiene el otro, aumenta la riqueza, y con el intercambio diferido en el tiempo, y con el mecanismo emocional de la deuda, se construye la sociedad.

 


 

miércoles, 16 de diciembre de 2020

CÓMO MANIPULA LA DERECHA Y LA IZQUIERDA


 CÓMO MANIPULA LA DERECHA Y LA IZQUIERDA

¿Por qué hay tanto interés en dividir la sociedad en ser de izquierdas o de derechas?

¿Cómo se consigue el poder en las sociedades donde vivimos?

Se supone que la soberanía, esto es, el poder de decisión, está en los ciudadanos, pero ellos delegan su poder de decidir en sus representantes, que son elegidos en votación democrática por los ciudadanos.

Los que consiguen ser votados y alcanzan el gobierno tienen mucho poder, por ejemplo en España manejan 500.000 millones de euros, que es el presupuesto de las administraciones públicas para 2021 recientemente aprobado.

Un rey o un presidente del estado tiene muy poquito poder en comparación con el partido que gobierna. Un rey tiene un presupuesto muy pequeñito y pocas posibilidades reales de obtener y manejar demasiado poder. Desde luego puede ser corrupto y desviar algunos fondos, hacer negocios paralelos, cobrar comisiones, pero nada de eso es comparable al dinero que maneja un partido en el gobierno. El poder real no está en una figura como el rey o un presidente de estado, el poder real está en los partidos políticos.

500.000 millones de euros es mucho dinero, es mucho poder. No existe en el mundo ninguna corporación o empresa privada que maneje tanto dinero.

Controlar ese poder parece que interesa a ciertas personas, que tienen que pertenecer a un partido político y presentarse a unas elecciones para que los ciudadanos los elijan como sus representantes, y entonces, en su nombre, decidan dónde se gasta ese dinero.

¿Cómo manipular a la población para que te vote?

Existe un método muy sencillo.

Enfrenta a unos ciudadanos con otros y divídelos en dos grupos, izquierdas y derechas, progresistas y conservadores, rojos y azules, en definitiva: los que están contigo y los que están contra ti.

Y ahora intenta que todas las personas se declaren pertenecer a uno de los dos grupos.

Cuando alguien se etiqueta como de derechas o de izquierdas ya no es un individuo, ahora pertenece a un grupo. Ya no es Juan o María que opina o decide cosas diversas sobre cuestiones distintas, es alguien de izquierdas o de derechas.

Todo lo que hace en su vida, todas las opiniones que da, todas las conversaciones con sus amigos o familia ya no son como Juan o María, sino como alguien de izquierdas o derechas. Entonces todo el tiempo está diciendo a sus conocidos, en cada conversación o en cada decisión de su vida, que deben votar al grupo al que él pertenece.

Ahora trabaja las 24 horas del día, con cada cosa que dice o hace, para esos que quieren obtener el poder, y lo hace de manera gratuita. Es su partido. Es su ideología, trabaja para ella.

De esta manera cuando los que buscan el poder logran que las personas se definan o etiqueten, consiguen que trabajen para ellos y sus objetivos de alcanzar el poder, gratuitamente y sin descanso.

Es la manipulación total y absoluta.

Cuando tú te defines de izquierdas o derechas, ya no tienes opiniones diversas para cada cosa, simplemente aceptas el paquete de ideas de tu grupo y trabajas durante todo tu tiempo y toda tu vida gratuitamente para esos que quieren obtener el poder.

Y ellos cuando consigan el poder harán lo que ellos decidan, sin importar nada lo que tú puedas opinar. No podrás hacer nada. Delegaste el poder en ellos.

No funcionaría así si no delegáramos el poder en representantes. Sin en cada decisión tuviéramos individualmente la oportunidad de expresar nuestra preferencia seguramente no nos pelearíamos con nuestros amigos y vecinos, pues en unas cosas encontraríamos puntos de contacto y en otras no estaríamos de acuerdo, pero no sería necesario el enfrentamiento. Pero entonces no estaríamos en manos de grupos que quieren decidir sobre todo y quedarse con el control completo de la sociedad.

Cuando te defines de derechas o izquierdas estás siendo manipulado por ellos. Recuperemos el poder de decisión. Recuperemos nuestra dignidad. 



domingo, 13 de diciembre de 2020

UNA CONSTITUCIÓN PARA ESPAÑA (10-12-2020). Propuesta borrador

 


UNA CONSTITUCIÓN PARA ESPAÑA (10-12-2020; propuesta borrador

Enlace de la propuesta borrador:
https://drive.google.com/file/d/1nKDGGuk40dUeWcM3JwUiWpumpD8xj7G9/view

Hay muchas personas que se quejan de que hay que hacer cambios políticos importantes en la sociedad en la que vivimos. La queja es el primer paso, pero no podemos quedarnos ahí. Con eso no arreglamos nada, y si además pensamos que simplemente con quejarnos ya solucionamos algo creo que estamos muy equivocados.

Si parte importante del problema es la corrupción y la incapacidad de los políticos actuales, la queja quiere decir que pedimos a los corruptos que cambien para dejar de ser delincuentes y se comporten como buenas personas y hagan lo que sería necesario para cambiar. Ellos no lo pueden hacer. O sería como decirles a los que no saben cómo hacer cambios que aprendieran cuando llevan años sin saber hacerlo mejor. No se le puede exigir a alguien que manifiestamente no sabe a que aprenda algo de repente.

Si nos quejamos tenemos que buscar alternativas válidas, cambios concretos.

Además no creo que la búsqueda de soluciones nuevas sea labor de una sola persona, es más, creo que debemos involucrarnos en los cambios TODOS LOS CIUDADANOS. Es nuestro deber.

Por eso me he decidido a poner un ejemplo, a ser uno más, a participar. He escrito una propuesta de Constitución Española, para demostrar que cualquier ciudadano lo puede hacer, que tenemos que hacerlo entre todos, que es posible.

Invito a todos los ciudadanos de España a hacer lo mismo. Escriban una propuesta de Constitución para España. O modifiquen un artículo, o un capítulo, o un Título. Pero participen. Yo lo he hecho de esta manera: me he puesto la Constitución del 78 al lado y he ido respetando la estructura que tiene y proponiendo cambios. Invito a las personas que quieran a hacer algo parecido. Tomen la Constitución del 78 y reescríbanla proponiendo cambios, más o menos ambiciosos. Incluso pueden tomar la Constitución del 78, tomar la mía del 10 de diciembre de 2020 y ponerse a redactar una propia y compartirla con los amigos, los conocidos, con todo el mundo, para tratar de entre todos modificar o crear una nueva constitución para España. Ese formato nos permite discutir punto por punto y hacer un trabajo coordinado y de grupo. O si quiere haga una constitución totalmente nueva, de arriba abajo.

Mi propuesta de reforma de la constitución española se basa en una serie de cambios que voy a tratar de resumir y explicar ahora.

En primer lugar elimina algunos conceptos lógicos imposibles, como son los que una constitución pueda “garantizar” entre comillas, nada. No se puede garantizar casi nada, y menos por ley, en una constitución. No se puede garantizar la vida de las personas, por ejemplo, pues existe la muerte y el riesgo de morir y por mucho que pongas que por una constitución se quiere garantizar la vida la vida no se puede garantizar. Se puede, de una manera mucho más realista, cuidar la vida, fomentarla, pero nunca garantizarla. Lo mismo se puede decir con el honor, o la vivienda o el trabajo o el bienestar o la salud o la riqueza. Nada de eso se puede garantizar. Se puede facilitar, promover, cuidar, pero nunca garantizar. Y cuando eso se pone en una ley de leyes como es una constitución se confunde y se engaña a los ciudadanos y eso no está bien.

También matizo mucho en la reforma de la constitución que el Estado no tiene como función hacer felices a los ciudadanos, ni buscar la justicia, todo lo más en tratar jurídicamente a todos los individuos, pues la justicia es algo relativo a como se tratan en sus relaciones unos a otros y eso es imposible que lo lleve a cabo un Estado. Cuando las personas intercambian bienes o cuidados o amor, y esperan del otro que les de lo mismo y sean justos, es algo que compete a la relación entre ellos dos, a como perciben lo que dan y reciben, y eso no lo puede cambiar el Estado para hacer justicia universal. El papel del Estado respecto a lo justo es simplemente tratar a todos los ciudadanos de una manera jurídicamente igual pero no puede hacer justicia para todos. Y lo mismo o parecido ocurre con la felicidad o la salud. Son cosas que exceden el papel realista de lo que puede hacer el Estado y es bueno que se deje bien claro para no engañar a los ciudadanos.

En mi propuesta de constitución creo que se deja bien claro de qué se trata cuando hablamos de ser un país o un Estado. Un estado son simplemente un grupo de ciudadanos, que crean unas normas comunes de relación entre ellos, sin que esas normas estrangulen la libertad, quiero decir, que las reglas sean las menos posibles y de esa manera se potencie la libertad individual, y se dotan de unas instituciones para crear normas y tomar decisiones en grupo y todo ello en un territorio determinado que en cierta manera dominan y gestionan, en sus recursos y en sus relaciones con otros estados o países. Eso es un estado. No una idea religiosa o idealista o ideológica de un mundo abstracto perfecto. Eso no existe. No existe el reino de Dios, ni de los sabios, ni la democracia perfecta. Nada de eso existe. Existen estados concretos, con ciudadanos concretos, en lugares concretos, que crean instituciones y normas concretas y se relacionan entre sí. Desde la imperfección.

Es algo parecido a la vida. No existe la vida perfecta. Existen eso sí, seres vivos concretos, con organizaciones concretas, imperfectas, que se relacionan entre sí de diversas maneras. Pero buscar el ser vivo perfecto es tan loco como buscar el sistema político perfecto y pensar que es real.

Me atrevo a enfrentar temas muy polémicos como son los nacionalismos o los intentos de secesión. Creo que en un Estado existen las cosas de interés común de todos los ciudadanos y los intereses de cada persona, pero debemos evitar en lo posible las oligarquías que tratan de adueñarse de pedacitos de lo que es de todos y de esa manera beneficiarse en grupos pequeños. Oligarquías son los nacionalistas, las grandes corporaciones, los grupos que pretenden apropiarse de lo que es de todos. España es de todos los españoles, y cualquier cosa y parte de España compete e interesa a todos. La historia está muy bien, pero el Estado actual es el desarrollo de todo lo que pasó, y podía haber sido de otra manera, sí, pero la actual es la que tenemos y no podemos pretender cambiar el pasado sino reorganizar el presente de una manera más inteligente. Las comunidades autónomas las resuelvo como unidades de gestión administrativa, nada más. Y la competencia de educación la pongo entre las competencias exclusivas del Estado. Y posiblemente sea el comienzo del fin del problema de los nacionalismos y los secesionismos.

Mi constitución toma la del 78 y la modifica en muchos puntos. Es una forma de trabajar. Tomar algo que ya existe e introducir modificaciones. Me atrevo con problemas que a priori parecen complicados, como optar por una monarquía o una república, y yo creo que soluciono de una manera elegante y fácil. También aclarando que es un debate muy poco importante, pues en todo momento contemplo que se puede optar por una fórmula, rey o presidente del estado, sin que afecte para nada a la constitución o al funcionamiento del país.

No se trata de ningún trabajo creativo. No creo nada nuevo. Aunque no he utilizado el corta y pega sino que he escrito palabra por palabra de mi texto, no hay ni una sola idea original o nueva que yo haya aportado. Es una simple combinación de elementos que simplemente he ordenado de otra manera. No tengo ningún mérito de originalidad, sino simplemente y en todo caso, si es que tengo algún mérito, es el de reordenar un puzle, y de esa manera hacerlo más operativo.

Mi intención en realidad es animar a las personas, a los ciudadanos, a todos ellos, a participar en el debate de crear una constitución. A participar en política. No puede estar en manos de los considerados sabios, los juristas, los universitarios, los políticos de carrera, los intelectuales. Es nuestro deber como ciudadanos participar en la gobernación de los que es nuestro. Y esa es la intención de haber escrito esta propuesta de constitución y de haber grabado este vídeo.


 

 

 

miércoles, 9 de diciembre de 2020

LIBERTAD Y DECISIÓN PROPIA

 


LIBERTAD Y DECISIÓN PROPIA

No es lo mismo la libertad que la decisión propia.

No existe la libertad,  pero sí cierta capacidad de tomar decisiones, que tiene que ver con nuestra dignidad.

 

No somos libres: no elegimos dónde nacemos, de qué padres, cuándo, cómo es nuestro cuerpo, ni elegimos lo que nos va a ocurrir.

 

Sí tenemos cierta capacidad de elección. Podemos elegir, condicionados por factores innatos, biológicos, y también culturales y medioambientales.

Nos condiciona la naturaleza y la cultura, y tenemos que respetar la realidad de la física de la materia tal y cómo es.

 

Entonces solo podemos decir que nuestra libertad aumenta o disminuye cuando más decisiones tomamos, sin importar que esas decisiones estén condicionadas por uno u otro factor condicionante.

 

Algunas veces podemos cambiar nuestros condicionamientos, en primer lugar tomando consciencia de ellos. Solamente podemos cambiar algo cuando lo conocemos.

Si el condicionante cambia quizá nos transforme, pero de eso carecemos de control.

Para modificar un condicionamiento se requiere un trabajo y no siempre es posible conseguirlo. Podemos sustituir un condicionamiento por otro, en este caso elegido, lo que aumenta nuestra capacidad de decidir y nuestra libertad.

Todo ello tiene que ver con la dignidad, entendida ésta como la capacidad de elegir lo más posible en nuestra vida, incluyendo elegir nuestros condicionamientos. Cuando alguien decide por nosotros nos quita algo de nuestra dignidad.

 

Elegir, a veces, también supone un esfuerzo, pues implica que nos hacemos responsables de nuestras acciones, y en muchos casos nuestras elecciones suponen errores, perjuicios o esfuerzos para nosotros. No podemos exculparnos de ellos echando la culpa a otros de nuestro malestar.

Ser libre, tomar decisiones, no significa que todo nos vaya a ir bien.

 

Ahora que hemos tomado consciencia de lo que implica ser libre, tomar decisiones o la dignidad, y también nos hemos dado cuenta de sus limitaciones, ¿estamos dispuestos a asumir las consecuencias de querer ser más libres?

Quizá algunos prefieran la seguridad, y que las cosas sean más previsibles y fáciles, y no tener que elegir tanto, ni ser tan responsables.   

 



 

 

viernes, 4 de diciembre de 2020

POR QUÉ ALGUNOS HOMBRES ESTÁN ENCANTADOS CON EL LLAMADO “HETEROPATRIARCADO”.

 


POR QUÉ ALGUNOS HOMBRES ESTÁN ENCANTADOS CON EL LLAMADO “HETEROPATRIARCADO”.

Algunos hombres están encantados con que se acuse de la violencia contra las mujeres al heteropatriarcado.

Hay unos hechos indiscutibles que son que algunos hombres agreden a algunas mujeres, y es un problema al que nos gustaría dar una solución, como a todos los demás casos específicos de violencia, dentro de una sociedad que queremos construir donde se evite en lo posible el uso de la fuerza.

La violencia es un acto presente en todos los animales, por tanto, presente en los comportamientos posibles de los seres humanos. Exige un control por parte de los individuos para evitar que se haga real, como cualquier otro tipo de comportamiento posible.

Algunos hombres han encontrado una manera de exculparse de esa necesidad de autocontrol, echando la culpa de su comportamiento individual al llamado heteropatriarcado, como una fuerza que les obliga a comportarse de esa manera, y por tanto les exime de culpabilidad y responsabilidad de sus actos.

Si ellos comenten un acto de violencia contra una mujer no es culpa suya sino de su educación “heteropatriarcal”.

Y no solo eso, si es necesario pagar un precio por un acto de violencia, que ellos han cometido concretamente contra alguna mujer, en todo caso lo que tienen que hacer es “reeducarlos”, siendo responsabilidad de la sociedad el proceso de reeducación, pues ellos son simples seres pasivos que se limitan a hacer lo que han sido enseñados a hacer.

Más que reeducarlos a ellos, prefieren que se reeduque a la sociedad, a los futuros niños, de tal manera que esa programación mental evite la violencia futura, sin necesidad de control individual de las personas. Las personas son meras marionetas que simplemente repiten programas de aprendizaje por los que no pueden ser culpados, pues no son suyos sino recibidos.

No me cabe más que recordar aquel pasaje genial de la obra de Pedro Muñoz Seca, “La venganza de Don Mendo”:


“¡Serena,

escúchame Magdalena,

porque no fui yo… no fui.

Fue el maldito Cariñena,

que se apoderó de mi.”



https://www.youtube.com/watch?v=iLAurcpDwrA&t=116s




LA CULPA Y EL PERDÓN

 


LA CULPA Y EL PERDÓN

¿Qué es la culpa?

Ser culpable es ser quién hizo algo que afectó a otro, ya sea de manera intencionada o simplemente la persona culpable no tuvo el suficiente cuidado para evitar que su acto tuviera efectos indeseados en otros.

En el campo del derecho la culpa es la falta de diligencia exigible a un sujeto, por tanto la omisión de la conducta debida para prever y evitar un daño, ya sea por negligencia, imprudencia o impericia.

La culpa es un hecho que causa otras cosas, por ejemplo: la culpa de que el coche no funcione puede ser la falta de gasolina.

Es decir, no solo es culpa cuando se hace algo de forma voluntaria o intencionada, sino también cuando se realiza una acción que tiene consecuencias en otras personas y que hay que tener el cuidado suficiente de preverlas; por ejemplo: cuando voy andando por la calle y piso sin querer a alguien soy culpable de hacerlo, pues al andar tengo que prever las consecuencias de mis pasos, y tener cuidado suficiente al hacerlo para no pisar a otros sin desearlo.

En primer lugar somos culpables de nuestras acciones y en segundo tenemos que hacernos responsables, si es necesario, por ellas, es decir, dar una respuesta.

¿Qué ocurre cuando pedimos perdón?

La respuesta que estamos dando a la otra persona es que haga como si no hubiera pasado nada, es decir, que si le duele por nuestra causa, no nos pida responder por ella y, por tanto, que nos exima de nuestra responsabilidad.

Se trata de una doble agresión y una doble pérdida para la persona que recibe la acción. Sufre un primer golpe que la daña, y no puede exigir ninguna reparación por eso a la persona responsable.

Además cuando pedimos el perdón pretendemos que nos traten como si no hubiera pasado nada. Nosotros hacemos algo, afectamos negativamente a otro y luego le pedimos que gestione él solo el perjuicio que le hemos provocado, y nos trate como si nada hubiera ocurrido. Eso es el perdón. La persona agredida queda con su dolor, no obtiene ninguna reparación o compensación, y nosotros queremos sentirnos inocentes, como si no fuera con nosotros la cosa y no hubiera pasado nada.

Eso ocurre cuando pedimos perdón por nuestras acciones.

El pedir perdón es propio de los niños, pues no pueden dar una respuesta adecuada a sus acciones, ni calibrar los efectos que tienen sobre otros. No tienen todavía capacidad para ser responsables de sus actos.

En mi opinión, es mucho más humano, maduro y útil, en vez de pedir perdón, que es una doble agresión, simplemente reconocer la culpa, y eso es suficiente con una frase como “lo siento”, es decir, soy capaz de darme cuenta del daño que he hecho, e incluso lo puedo sentir.

Soy humano como la otra persona y cuando la veo, reconozco que si alguien me hubiera hecho lo que yo he hecho, sentiría algo parecido. Ese es el sentido de decir “lo siento”.

A veces podré responder a mi acción compensando de alguna manera el dolor infringido en el otro, y otras veces no podré repararlo de ninguna forma, y entonces es muy útil sentirse culpable, pues eso conlleva que la próxima vez posiblemente tendré más cuidado, habré aprendido algo. Asumir la culpa te hace crecer en madurez, aprender.

La culpa es la forma que tenemos los humanos de madurar en relación con lo que hacemos y cómo afecta a los otros.

El perdón nos impide el aprendizaje y la posible reparación, presente y futura, del mal infringido.




miércoles, 2 de diciembre de 2020

LA IZQUIERDA, LA DERECHA Y LAS DEMOCRACIAS

 


LA IZQUIERDA, LA DERECHA Y LAS DEMOCRACIAS

Democracia no hay una, hay muchas.

Una sociedad es más democrática cuando los ciudadanos toman más decisiones sobre más materias comunes.

Por ejemplo, una democracia participativa, donde se deciden muchas cuestiones directamente por votación de los ciudadanos, es mucho más democrática que una democracia representativa, donde la votación de los ciudadanos se limita a elegir a aquellos que tienen que tomar las decisiones.

En una democracia participativa tiene poco sentido una división de la población en izquierdas y derechas, progres o no progres, rojos o azules o los de arriba o los de abajo. La división entre izquierda y derecha solo es una herramienta topográfica para el conteo de los votos. Los que quieren la opción A, a un lado y los que votan por la B a otro. Y en una sociedad donde se votan muchas cuestiones cada ciudadano votará cada cuestión de manera diferente a los demás, unas veces junto a unos y otras junto a otros, pero nunca en bloques que pudieran clasificarse en dos grupos únicamente.

La división entre izquierdas y derechas interesa solamente en sociedades poco democráticas o con democracias meramente representativas donde se trata de elegir al rey, dictador, o partido correspondiente que quiere acaparar todo el poder posible. O estás conmigo o estás contra mí. Todo se reduce a una disputa entre elígeme a mi o a los que están contra mí. Y en ese sentido tiene toda la lógica el dividir a la población y enfrentarla.

 

La realidad es que la mayoría de decisiones que tomamos no están polarizadas de esa manera. ¿Tenemos que decidir entre dedicar nuestro tiempo y atención a nuestra familia de origen o a nuestra familia construida? Seguramente no es necesario optar por una de las opciones sino gestionar el tiempo que dedicamos a cada una.

¿Queremos vivir en Madrid o en Barcelona? A lo mejor podemos optar a tener residencia en Madrid y trabajar en Barcelona, e incluso pasar días de vacaciones en Sevilla o Alicante. Las opciones son múltiples y además no tienen por qué ser iguales para todos, ni excluyentes. Puedo optar por A y por B a la vez, y gestionar el reparto de mi tiempo. Incluso optar por A, B y C y D.

 

En política es posible y seguramente conveniente, combinar todos esos modelos, el modelo de la democracia representativa, el uso de una democracia participativa, y las opciones múltiples en las votaciones. Perfectamente se podía utilizar un modelo de votaciones múltiples incluso en la elección de los partidos de las democracias representativas. Eso evitaría el frentismo, la crispación y gran parte de la violencia política actual.

La división entre izquierdas y derechas es algo propio de los totalitarismos y las dictaduras en forma de grupos que luchan por el poder absoluto.